MI PASEO SOÑADO POR LAS CALLES DE HERVÁS























MI PASEO SOÑADO POR LAS CALLES

DE HERVÁS

UN TESORO ESCONDIDO




Florentino Santos Barbero










DEDICATORIA:

A mi familia, que han aguantado mil veces, los relatos que aquí cuento.

A mis paisanos, contemporáneos, que entenderán los cambios “sufridos” en nuestro pueblo, tal vez para bien.
 (El autor)

















































                 






















































































PREÁMBULO

Hoy se me ha ocurrido la idea de escribir, pobre de mí, sobre HERVÁS, mi pueblo natal, de donde procedo, donde tengo mi «Memoria Histórica», y donde quisiera reposar junto a los míos, quiera Dios que dentro de cautropecientos años.

La idea es fácil, llevarlo a la práctica, no tanto.

Ríos de tinta, artículos de prensa, mensajes, reportajes, opiniones de viajeros, plumas autorizadas, autores nobeles, aficionados escribidores, poetas, músicos, pintores y miles de artistas se han propuesto cantar y contar las muchas y variadas virtudes que adornan mi querido Hervás, unos con más fortuna, los más con la mejor de las intenciones, conseguirlo en mi caso me es indiferente puesto que mis pretensiones sí tienen límites, los que me pone mi poca sabiduría en esto de la escritura, que no literatura, es decir que no busco éxito, sino satisfacción personal.

Uno se siente en la necesidad intelectual de contar las glorias del pueblo donde nació, a veces con mejor fortuna que otros tantos intentos no siempre conseguidos; pero no hay que arredrarse y aunque solo sirva de pasatiempo para el autor, ya por ese hecho habrá valido la pena el mismo.







Tampoco pretende el autor, relatar hechos históricos de relieve, noticias de rabiosa actualidad, exposición de creencias o sentimientos o valoración alguna, lejos de ser otra cosa que una simple anécdota, entretenimiento o cualquier calificativo que quiera darse a este trabajo, sin pretensión alguna.

Será mi “Carpe díem”

Es un paseo ¿virtual?, palabra de moda por las calles de mi querido pueblo, entrando en detalles y apreciaciones del autor, que puede que solo interesen al mismo y ello es más que suficiente.

Será una interpretación, a la luz de los cambios producidos desde las andanzas infantiles hasta la ancianidad del propio autor, es decir yo…

Por ende, entiendo le pueda interesar a personas de mi entorno más inmediato y poco más.

En todo caso ahí quedará mi impronta y mis anhelos literarios condensados en este trabajo que hoy comienza.

Hervás 22 de Febrero de 2017. (Cumplo hoy 77 añitos)




                                       I


Como anunciaba anteriormente, he sentido la necesidad de escribir sobre mi pueblo, sus calles, sus ¿Leyendas?,  los vecinos, las formas de vida, tan originales, rica en matices y tan numerosas como personas pueda haber, pero lejos de la ortodoxia de otros autores que datan fechas y lugares con precisión histórica debidamente cotejada, mi pereza en este sentido no deja lugar a dudas y por ello resultará más o menos veraz en tanto en cuanto quien lea este tratado sea contemporáneo del autor.

La mejor forma de hacerlo, se me ocurre, es enfilar cualquiera de sus numerosas calles, deteniéndome en cada particularidad, personalidad, recuerdos del pasado, e ir comparando con el presente y plasmando en negro sobre blanco, aquello que se me venga a las mientes. Habrá lugares que carezcan de interés para mí y sin embargo tal vez por mi ceguera intelectual, no sepa interpretar bien los signos de los tiempos, sin que por ello no le corresponda su cuota tanto histórica como moral, sería un despropósito por mi parte no entenderlo de esta manera…







Para este cometido lo primero que haré será un listado de las calles, digamos más emblemáticas de la localidad, aprovechando las referencias que existen en el Municipio.

Lo mismo que un arquitecto planifica la construcción del encargo de un edificio, a través de un Proyecto mediante unos planos, yo trataré de crear el esqueleto de una estructura con el paseo detenido por las calles y plazas de mi querido pueblo, para una vez realizado este esqueleto ir llenándolo de los detalles y adornos que mediante mis vivencias iré depositando para embellecer dicha estructura.

Tal vez muchas de estas “nuevas” calles, a mí me sorprende, no las conozco, tan siquiera me consta el lugar exacto donde ubicarlas, son de nueva creación y da idea de la expansión que en Hervás se está realizando, a veces a espaldas de los propios vecinos, que ven como de vez en cuando surge un grupo de viviendas, a poco que dejes de pasar por el lugar durante algún tiempo.

Es por ello que en este tratado, solamente haré mención a aquellas calles que para mí tienen algún significado, digamos personal, y de las nuevas diré: Bien venidas sean…









Tampoco seguiré un orden, cronológico, histórico o de otra índole, iré desgranando mis argumentos a medida que se vayan presentando, sin más, irán surgiendo a medida que el escrito así lo requiera, sin por ello menospreciar algunas de las múltiples calles, y sobre todo otras que tan siquiera conozco.

En todo caso, tampoco se trata de un estudio exhaustivo sino solo como queda indicado de un pasatiempo más o menos acertado.


































Directorio de Hervás (Listado obtenido de Internet)




Av de España

Av de la Provincia

Av de la Reconquista

Av de la Reina Violante
Av de las Piñuelas

Avenida España

Avenida Francisco Sanz López Barrio San Andrés
Calle Asensio Neila Calle Braulio Navas Calle Cáceres

Calle Carpinteros Calle Centiñera Calle Convento Calle Cuesta

Calle Cuestecilla






Calle de Abajo

Calle de Aguas Vivas Calle de Baros
Calle de Cáceres

Calle de Cementerio Calle de Cervantes

Calle de Doña María Pérez

Calle de Emilio González de Hervás Calle de Enrique Pérez Comendador Calle de Federico García Lorca

Calle de Gabriel y Galán Calle de Gervasio
Calle de Jesús Sánchez Rodríguez Calle de Juan Ramón Jiménez

Calle de la Amistad Judeo Cristiana
Calle de la Centiñera
Calle de la Libertad






Calle de la Luz

Calle de la Sinagoga

Calle de la Subida al Cabildo
Calle de la Subida al Castillo

Calle de la Subida al Consistorio
Calle de la Subida Iglesia

Calle de la Vía

Calle de las Bodeguillas

Calle de las Esquinas Altas
Calle de los Deportes

Calle de los Ebanistas
Calle de los Vedelejos

Calle de Magdalena Leroux
Calle de Mata
Calle de Matías Pérez Marcos
Calle de Pizarro
Calle de Rabilero

Calle de Radio

Calle de Rafael Alberti Calle de San Antón

Calle de Valdeamor Calle del Charco

Calle del Doctor Francisco Blanco Lorenzo Calle del Mediano
Calle del Moral

Calle del Pedregoso Calle del Pinajarro

Calle del Polideportivo Calle del Puente Blanco

Calle del Relator González

Calle del Rincón de la Vaca Brava Calle del Rincón de Mata
Calle del Risco Calle del Sol




Calle del Vado Calle Deportes

Calle Doña María Pérez
Calle el Charco
Calle Emilio González de Hervás
Calle Enrique Pérez Comendador
Calle Federico García Lorca

Calle Gabriel y Galán

Calle Jesús Sánchez Rodríguez
Calle Juan de la Plaza

Calle Juan Ramón Jiménez
Calle la Mata
Calle la Poza
Calle la Radio Calle la Vía

Calle las Esquinas Calle Libertad





Calle Magdalena Leroux
Calle Matías Pérez Marcos
Calle Maxedo
Calle Pedregoso Calle Pinajarro
Calle Pizarro

Calle Polideportivo
Calle Puente Blanco Calle Rabilero

Calle Rafael Alberti

Calle Relator González
Calle San Gervasio

Calle Sinagoga

Calle Subida al Castillo

Calle Subida al Consistorio
Calle Vado
Calle Víctor Chamorro


Camino de la Trasera de Diego Carretera de Baños
Carretera Ruta de la Plata Judería
Paseo de la Estación Paseo Extremadura Paseo la Estación

Plaza Agustín Arrojo Plaza Convento

Plaza Corredera

Plaza de Faustino Castellano Plaza de González Fiori

Plaza de Hernán Cortés Plaza de la Corredera

Plaza de Sapu-1-Residencial
Plaza del Convento

Plaza Faustino Castellano




Plaza General Sanjurjo Plaza González Fiori

Plaza Hospital

Travesía Asensio Neila Travesía Braulio Navas Travesía Collado

Travesía de Braulio Navas Travesía de la Poza

Travesía del Collado Travesía del Maxedo Travesía España

Travesía Libertad Travesía Maxedo Travesía Moral

Travesía Rabilero

Plaza General Sanjurjo 5, Hervás Travesía Collado 13, Hervás


















































CALLE DE BRAULIO NAVAS:

A servidor le ha parecido oportuno empezar por la emblemática plaza de “Las Cuatro Carreteras”, hoy tiene una fuente monumental, está rodeada de bloques de viviendas cuyo solar antaño fueran prados de pastos para el ganado.

Las cuatro Carreteras era el eje principal, creo que aún sigue siéndolo, de la vida de los habitantes de Hervás, aquí voy a arrancar el comienzo de mi periplo por sus calles y plazas más emblemáticas, al menos para mí.

Cuando yo era pequeño, las “Cuatro Carreteras” era el enlace de el Norte con el Sur, hoy diríamos “La Ruta de la Plata”, por el Norte Béjar por el Sur Plasencia, en este cruce de caminos o carreteras, se encuentra el Parque Municipal, otro enclave que para los habitantes del pueblo significaba allá por los años 50-60 un alarde de belleza y un motivo de orgullo, porque tener un Parque de semejantes proporciones y características en un pueblo no era cosa baladí, siempre hemos estado orgullosos de este vergel que dio en llamarse  la pequeña Suiza Extremeña…

Además anexo a este hermoso Parque hay una avenida, que se ha dado en llamar el Túnel, debido a que los árboles que jalonan las dos partes de esta avenida, castaños de indias generalmente, son de una




naturaleza tan copiosa que se enlazan, al igual que los de la calle  “Peatonal”, un lado con el otro, creando una bóveda que le confieren esa forma que se ha dado en llamar “Túnel”.

Las historias que se podrían contar del lugar serían al tiempo que innumerables muy personales, pues en este Parque se han dado situaciones de enamoramientos, rupturas de noviazgos, efímeras tardes de contemplación de atardeceres de cine, y un dejar volar la imaginación hasta perderse en los tiempos.

Cuando apenas había otra cosa de diversión que no fuera el Cine, todavía no existía la Televisión, eran muchas las parejas que se arrullaban en las glorietas más o menos ocultas al público de este precioso Parque, el susurro de las fuentes con su cadenciosa musiquilla, junto con las fragancias de sus variadas flores, embriagando a sus parejas  a veces, producía una somnolencia tal, que invitaba a soñar…

Pero avancemos por la calle que me he propuesto analizar (Braulio Navas), de toda la vida la carretera que va al Parque, ella ha sufrido más que otras tal transformación hasta el punto de hoy día llamarse  Peatonal.

En mi época de niño, la carretera que empezaba en la Corredera y terminaba en el cruce de las cuatro




Carreteras, era una vía de mucha importancia, muy transitada por personas y caballerías, que con el tiempo se fueron transformando en vehículos a motor, en esta vía estaban los edificios más significativos del pueblo, los más ostentosos y de construcciones muy relevantes para aquellos tiempos.
Según se comienza la calle a la derecha aparece la casa de los Rubios, hoy todavía sigue siendo de propiedad de la familia, es una construcción casi de aspecto barroco, con una fachada que llama la atención por la profusión de adornos, balcones, ventanas y de tres plantas de altura, lo que le confiere una diferencia respecto al resto de las casas de la calle.

Junto a esta estética construcción está hoy la llamada Oficina de Turismo, un lugar privilegiado tanto por su ubicación, entrada ornamental, con todo lujo de detalles, así como un jardín en la parte trasera que mantiene su estructura primitiva y anexa al Museo Enrique Pérez Comendador, del cual daremos detallada cuenta en su momento. En estos jardines se celebran bodas civiles y eventos de diferentes naturaleza.

A la izquierda de la misma, recuerdo había un Peluquería de Caballeros, lugar donde se practicaba además del corte de pelo, afeitado, etc. Otro deporte nacional que se denominaba cortar un traje a la medida, no era otra cosa que hablar de un personaje en las tertulias que allí tenían lugar, unas veces para bien, otras no tanto.




En la misma línea aparecen sólidas construcciones con fachadas de sillería de granito, de dos y tres alturas, y avanzando nuevamente a izquierda y derecha una serie de cuidados y mimados jardines, con palmeras y magnolios, que aún hoy se conservan por fortuna.

La transformación evidente de estos lugares sin embargo no han restado belleza a los mismos, en el jardín de grandes extensiones que formaba parte de el edificio de los Rubios, no hace tanto hubo desde un Cine, hasta una Discoteca, Supermercado, Bar con terraza y hoy Óptica, Tienda de Confección de Prendas de Piel, Caja De Ahorros de Extremadura, Banco Caixa, y establecimientos de índole de servicios, Librería, Joyería y de todo tipo.

Además de ser peatonal, mantiene dentro de sí terrazas de bares y restaurantes, alguno de campanillas como el NARDI, con menciones de la Guía Michelin, inmobiliarias y hasta un Bazar Chino, en los locales que en tiempos fue una bodega, con sus conos y cubas de grandes toneles para la fabricación de vinos y licores, fabrica de gaseosas, todos los locales a pie de calle fueron transformándose en bares, restaurantes y negocios.

Poco más abajo, estaba el Circulo Obrero, una especie de Casino para la sociedad media, donde se celebraban las bodas y constituido por una Sociedad generalmente de obreros de las numerosas fábricas de paños y sobre todo de muebles que existían por aquellos entonces en Hervás.





Este Circulo Obrero competía con el también famoso Circulo de la Amistad (Casino de los ricos), había cierto pique, sobre todo en la celebración de eventos, bodas y fiestas, verbenas de renombre, sin que desmerecieran unas de otras, pero cierta empatía conservada por los ancestros, hacían una división intelectual entre ambas entidades aceptada unas veces de mejor grado que otras en las qué se pretendía marcar las diferencias económicas y sociales, se decía que para ser miembro del Casino habría de ser presentado a la Sociedad por dos avales socios del Circulo y una vez propuesto en asamblea se decidía la aceptación de un nuevo miembro o su rechazo según los antecedentes, toda una declaración de principios.

Hoy día este lugar, el Circulo Obrero, es una Farmacia, aunque conserva la estructura de un principio con su jardín y la huerta en la parte posterior del edificio.


Frente a este lugar estaban las Escuelas Nacionales, en un solar cedido altruistamente por Don Braulio Navas,  de ahí el nombre de la calle; en ella recuerdo mi ingreso un tanto traumático en el año 1945, mañana de llantina en el primer día de mi asistencia a la Escuela, que poco a poco fui superando.

Unos años más tarde este lugar se convirtió en Escuela Elemental de Artes y Oficios allí también tuve ocasión




de cursar aprendizaje en la rama de madera, había también mecánica y otras disciplinas y muy posteriormente se convirtió en lo que es hoy día, en Instituto de Enseñanza Secundaria y Bachillerato, “Valle de Ambroz” muy apreciado en el pueblo.
 En este Instituto, cursan Bachillerato jóvenes de los pueblos colindantes a Hervás y le dan una plusvalía a la localidad.
Por las mañanas y al salir de las clases proliferan grupos de jóvenes, que mediante transporte público de autobuses y privados o propios acuden a cursar los diferentes cursos y materias que exige la actual Ley de Enseñanza.

Frente a la Escuela Elemental, se encontraba el edificio de Correos y Telégrafos y seguido la casa de un maestro como también un chalet para veraneantes, que ya por entonces comenzaban a visitar y gustar las glorias y excelencias del clima de nuestro pueblo.

Pero continuando calle abajo, encontramos El Parador de San Antonio, un gran caserón, con un zaguán enorme apto para caballerías y carros, donde pernoctaban los vendedores de todo tipo que visitaban el pueblo para vender sus mercancías, afiladores casi siempre gallegos y algún que otro tratante de ganados, feriantes que acudían para hacer sus negocios en las Ferias que gozaban de fama en la comarca, cacharreros con sus “pucheros de barro del Arroyo”
como pregonaban por las calles, llevando la mercancía en un borrico y envueltas en paja de centeno.
Hoy es un Supermercado (DIA) y una edificación de tres o cuatro plantas de viviendas.

Frente a este Parador, se encuadraba la primera Sala de Fiestas, Villa Rosa, que fue finca rústica hasta entonces y que se convirtió por arte de la modernidad en la mejor Sala de Bailes con terraza, que se recuerda, tal vez por ser la primera de este tipo en la localidad.

Las verbenas, muy afamadas ya en los distritos comarcales del entorno, eran verdaderamente espectaculares, la gran terraza que circundaba la Pista central de Baile, llena de veladores era muy apreciada por las parejas que trataban de pasar las mejores veladas jamás soñadas.
 Las orquestas de más renombre que se contrataban para esos eventos festivos, actuaban animadas por la expectación y gran asistencia de público y la trascendencia comercial que representaban para ellas en el futuro, haber tomado parte en plaza de tan reconocido prestigio, era de gran importancia y pasaporte directo para futuros eventos.

El tiempo ha transformado de tal manera este lugar que las urbanizaciones surgidas han cambiado por completo la fisonomía y ya nada es lo que fue.

Más abajo, Tiendas de artículos de piel (Fabrica Hervás Piel), Bares, Restaurantes, Terrazas, Comercios de productos típicos de la localidad, embutidos, jamones, Oficinas y la primera construcción en bloque de treinta viviendas que se hizo en Hervás, la Cooperativa de Viviendas Villarobledo, con locales comerciales y en un lugar que fue antes como creo ya se ha indicado un Prado para ganado…



         
Posteriormente se llevó a cabo otra construcción en la parte de enfrente de las mismas características que la anterior, todo ello siempre con la presencia del Parque Municipal y el entorno de Las Cuatro Carreteras, que han dado lugar a que sea el sitio más moderno del pueblo y muy apreciado por forasteros que frecuentemente visitan nuestro querido pueblo.

Así pues lo que fue una simple carretera escoltada por dos hileras de árboles, negrillos o álamos, hoy podía decirse sin temor a equivocarse, que es una de las mejores calles de Hervás, donde encontrar las modernidades de cualquier ciudad del país y donde transcurre la mayor parte de la actividad comercial y de esparcimiento de los habitantes locales y visitantes, como queda dicho.

En las tardes de Primavera esta Peatonal se llena de mamás con sus niños, con los cochecitos y sus juguetes y los gritos de los niños, seguros en esta calle, se mezclan con los trinos de los pájaros y el olor de las flores de los grandes magnolios que adornan las terrazas de bares que en verano se disputan tanto los foráneos como los paisanos, dada la buena situación de las mismas para ver el discurrir de los viandantes.

Volvemos a las Cuatro Carreteras, Norte dirección a Salamanca, Sur dirección a Cáceres y tomamos nuevamente la carretera paralela al Parque dirección Sur a Plasencia, a su izquierda aparece una hilera de casas, hoy de nueva construcción y Establecimientos Comerciales, Bares, Farmacia, Centro de atención dental, Comercio de Electrodomésticos y sobre todo lo que antaño fueron fincas de labor, hoy convertidas en urbanizaciones de nivel medio-superior, con viviendas de tres o más alturas, con servicios de piscinas, garajes, ascensores y todas las modernidades al día.

Hay un lugar que en tiempos fue fábrica de tonelería y almacén de maderas, que todavía conserva la mayor parte de su primitivo enclave y que para servidor tiene un gran significado por haber transcurrido los primeros años de mi adolescencia, viendo y comprobando en propia carne, en vacaciones escolares,  la dureza del oficio de tonelero que sufrió mi padre hasta su fallecimiento todavía joven con 45 años. Hoy es sencillamente un almacén de maderas.

Más adelante un laberinto de nuevas construcciones, que sorprenden a los lugareños al transitar por sus calles, como si de otra localidad se tratara, tanto es el cambio sufrido que a poco que se pare uno a pensar, el avance irremediable de la nueva era, es tan evidente que deja sin aliento.

Hay un emblemático caño “El Caño del Robleo”, con un precioso jardín en su entorno, bancos de madera para relax y de nuevo más edificaciones, sobre todo en la carretera que va hacia el Monte Castañar Gallego, del cual podríamos escribir un tratado aparte, dado la importancia tanto ecológica como económica del mismo.

En el entorno de éste caño, se reunía la Feria de Ganados, muy importante para la Comarca, grandes piaras de cerdos, cuerda de caprinos, ovinos, equinos y reses de todo tipo se daban cita anualmente a la sombra de los grandes robles que poblaban dicho enclave, de ahí el nombre de “El Robledo”, con una acequia, padrón, de cristalinas aguas que hacían las delicias tanto del ganado como de su dueños, los niños echábamos barquitos, que no eran otra cosa que una ramita de árbol, para seguir su viaje hasta el infinito.

Las Ferias de Ganados de Hervás eran una referencia de importancia en aquellos parajes y se daba cita lo más granado de la Industria Agropecuaria de aquel entonces.

Hoy junto a esta carretera ha surgido un nuevo Barrio, llamado antiguamente “La Peña de los Lagartos”, tal vez por ser lugar de rocas y arbustos muy propicios para este tipo de reptiles, debido a las nuevas y no tan nuevas construcciones, ya no se han vuelto a ver este tipo de animales.

No hace muchos años comenzó siendo un barrio al que se le denomino como las “Casas Baratas” hoy nada tiene que envidiar a las urbanizaciones de nuevo cuño, si bien en tiempo pasado se les llamó Barrio del Candil, pues aún no había llegado la luz eléctrica, hoy está dotado de todos los servicios, tiene Bares, Restaurantes, Supermercado, Oficinas de Organismos Oficiales Y de Compañías de Seguros y un Hotel, amén de una hilera de pequeños chales, que han hecho de este barrio una de los enclaves más afortunados del Municipio.

Al tiempo, porqué ocultarlo, en el lugar de lo que no hace tanto fueron talleres de muebles, cerrajería y almacenes, se ha construido un Tanatorio, con los últimos adelantos y modernas instalaciones, que sin duda hacen más llevaderos los momentos dolorosos de los familiares que han perdido un ser querido y donde reciben el pésame y las condolencias de amistades y allegados más íntimos, los dolientes.

Sin abandonar la Carretera, nos encontramos con Instalaciones Deportivas, Piscinas Municipales, Campo de Fútbol y sobre todo las instalaciones de las Escuelas Nacionales de los cursos de Parvulario y Primaria, que hubieron ser trasladas del antiguo enclave por seguridad y ampliación.

Fabricas de muebles, talleres de reparación de automóviles, Camping e instalaciones de toda índole pueblan a uno y otro lado de la carretera hacia el sur de la localidad.

Cada día aparecen nuevos talleres de reparación de coches, debido al incremento espectacular del parque de vehículos de la localidad.

Una urbanización reciente cuenta con un sinfín de chales y casas individuales que sobre todo en los veranos se llenan de vida, aunque los fines de semana y fiestas como Semana Santa, Navidad etc. No dejan de ser habitados por sus dueños.

Pero…

Volvamos a “Las Cuatro Carreteras” nuevamente…

Esta vez tomamos la carretera de la derecha, camino de la “Cruz de los Caídos”, dejamos el Parque a nuestra izquierda e iniciamos la marcha encontrándonos a nuestra derecha el bloque de viviendas del que ya dijimos fue un prado de pastos, y junto a él había una fuente que los lugareños llamábamos “La Poza”, hoy día ha tomado su nombre la calle que además de estar completamente edificada con modernas construcciones, alberga un Supermercado (El Árbol), Panadería, Jamonería, Bar e instalaciones de Oficinas, que da mucha vida al pueblo sobre todo los fines de semana en que los pueblos aledaños a Hervás vienen a realizar sus compras a la vez que al Mercadillo que se instala en las calles junto al “Polideportivo” y al Centro de Atención Médica de la localidad.

Capítulo aparte merecería el Centro de Mayores, últimamente muy en boca de los paisanos, pues “se dice”, “se rumorea”, “se comenta” que tal vez, ojalá lo permita el presupuesto, se va a crear un nuevo Centro/Residencia de Mayores en las antiguas Escuelas Nacionales frente al Ayuntamiento, parece ser que la Alcaldesa ha tomado interés y cartas en el asunto, esperemos… de su buen hacer se lleve el proyecto a buen término, los mayores se lo agradeceremos.

Tampoco podemos pasar por alto el Teatro/Cine que ha “sufrido” una gran transformación y se ha convertido en Sala de Eventos de diferentes características, sobre todo de índole cultural y dispone de una altura considerable en lo que se supone son las tramoyas de los decorados del teatro.
Un edificio que sobresale del resto de las casas y es visible desde cualquier punto del pueblo, rompiendo la armonía del resto del entorno.

Pero nos hemos desviado, a propósito, de la carretera que iniciamos hacia la Cruz de los Caídos, que volvemos de nuevo a tomar.
 Frente al Parque se encuentra una Residencia de Estudiantes, La Casa de Cultura, y sobre todo el Centro Médico, con instalaciones de Urgencia, Servicio de Ambulancias, Atención Primaria y todos los servicios que requieren una población numerosa como la de Hervás y su entorno.
La gente, llaman a este Centro Médico “El Prao” porque no hace tanto tiempo era efectivamente un prado de pastos para ganado al igual que los que circundaban Las Cuatro Carreteras.
A la izquierda “El Parque”, ya hemos dicho que es un jardín del cual los hervasenses nos sentimos muy orgullosos, son unas instalaciones, desgraciadamente un tanto descuidadas, de las que siempre hemos presumido, con tres fuentes ornamentales, dos puertas laterales y una central adornada con dos águilas de granito, dando paso a la fuente central, ahora iluminada por farolas, como el resto del recinto, y con cuatro bancos de cantería que adornan dicha fuente.

Se han amasado autenticas historias, que darían para un libro sin lugar a dudas, de las vivencias y andanzas de nuestra juventud en este Parque.

Amores y desamores, a la sombra de sus grandes árboles de tal naturaleza que hacen del Parque un auténtico Botánico, debido a la variedad de especies arbóreas que en unos indicadores muy especiales se da cuenta de las mismas, aunque la barbarie ha destrozado estas vitrinas informativas, con desprecio y falta de apreciación por las hordas juveniles que frecuentan este precioso lugar para llevar a cabo y dar rienda a sus primitivos instintos y crear el ya famosamente y tristemente denominado “botellón”.

Tras el Parque hay un espacio que antes denominábamos “El Bosque”, hoy está habilitado para juegos de niños, aunque ya de Bosque le queda poco o nada, pues debido a las enfermedades de los chopos que poblaban el entorno, tal vez en exceso, en dicho bosque, han sido talados la mayor parte de ellos y aún quedan vestigios de lo que fuera un maravilloso y verde paraje.

También en este entorno, es decir anexo al Bosque, se habilitó un espacio para instalar la “Estación de Autobuses”, es de nueva creación, pues después de muchos años sin que pasara el tren, que unía el Norte con el Sur, hubo de establecerse una Línea Regular de autobuses que paliaran esta situación y hoy tenemos varios enlaces y en diferentes horarios con Cáceres (Capital), Salamanca y Madrid, en ocasiones muy específicas de fiestas o acontecimientos como Puentes Festivos se incrementa en número necesario la frecuencia y unidades de estas líneas, hasta el punto, que por ejemplo desde Madrid al pueblo, que la línea que más conozco, hay dos autobuses de ida y vuelta al día y en unas tres horas y media puedes desplazarte de un lado a otro.

A la izquierda, una calle, para mí, muy especial (Calle Cáceres), por vivir en ella uno de mis mejores amigos, en un chalet o casa familiar, en la que en los “días de agua, días de fragua” he pasado grandes momentos de tertulia con mi gran amigo Laureano en quien encuentro, siempre que la ocasión me lo permite, mi mejor interlocutor amén de sus habilidades manuales reparando todo tipo de utensilios electrónicos, electrodomésticos, que se le pongan a su alcance; queda esta calle, frente a la Casa de Cultura, donde también se encuentra la Radio Local y se celebran encuentros, como su nombre indica de tipo cultural, y donde se reúnen distintas asociaciones y oneges que proliferan en la localidad, por fortuna,  de forma inusitada.

Avanzando hacia la emblemática Cruz de los Caídos, nos encontramos con una Rotonda y  cruce de carreteras, a la derecha dirección hacia el Centro de la población, a la izquierda hacia el Cementerio y presidida esta Glorieta por el Hotel Sinagoga, más adelante encontramos la Ermita de San Antón, ligeramente a la derecha un letrero que anuncia “Barrio Judío” del cual hay mucha tela que cortar y hablaremos más adelante.

Pero no quiero pasar por alto lo que se denomina “El Rollo”, enclavado en el centro de esta Rotonda y que no es otra cosa que un “Cadalso” donde se llevaban a cabo las ejecuciones públicas, merced a un privilegio otorgado a Hervás con derecho a horca y cuchillo con motivo de su Villazgo allá por el año 1212 y que le confería calidad de Villa de Hervás, recientemente se ha colocado una placa conmemorativa de la independencia de Béjar con motivo de su segundo centenario de ésta efemérides.

Recuerdo anecdóticamente que cuando yo era pequeño, el 18 de Julio, venía una Comitiva con una corona de laurel a la Cruz de los Caídos y se depositaba a sus pies entonando el “Cara al Sol” frente a una placa que decía: “Caídos por Dios y por España”, placa que posteriormente fue cambiado por otra que pone: “A todos los caídos por España”, creo que más justo pues los caídos fueron de distintos credos o bandos.

También tengo memoria de los entierros que necesariamente habían de pasar por esta Rotonda, sobre todo los denominados entierros de primera, que eran presididos por tres curas y durante el periplo que acompañaba la comitiva del entierro del finado, se realizaban diferentes paradas, este lugar era uno de ellos, donde se cantaba o entonaba en gregoriano un responso de oración, al tiempo que sonaba el doblar de las campanas, en tan sórdido momento, en sufragio por el difunto.

Siguiendo la carretera del Hotel Sinagoga, pasando por la ya  mencionada Ermita de San Antón, dejando a una y otra mano de la misma, en la que hay un sinfín de Chales, ya nos encontramos en una plaza, remozada, con instalaciones de Pádel, un caño que surge junto a las Tres Cruces, una atalaya desde la que se divisa el Cementerio, gran parte del pueblo, Pinajarro, la Iglesia de Santa María, las instalaciones de Piscinas Municipales, el Monte Castañar y como si de un periscopio se tratara, los cuatro puntos cardinales del pueblo.   Habría que decir y mucho de las puestas de sol, en las tardes de otoño, donde los últimos fulgores del astro rey se hunden en el inmediato pantano, con una gama de colores difícil de determinar y donde sin duda los pintores encontrarían una paleta cromática jamás soñada.

Aquí es donde en la actualidad se instalan las atracciones de Ferias, Castillos inflables, Caballitos, Norias, Volanderas, Coches de choque, Tómbolas, Casetas de Tiro, etc.
Tradicionalmente era el lugar elegido donde  se trillaban las parvas, de trigo, cebada y distintos cereales, y también donde se instalaban los Circos, con sus fieras, cuando frecuentaban la Localidad.

Unos metros más adelante comienza el Pinar, que termina en la Plaza de Nápoles, desconozco a qué se debe este rimbombante nombre, si bien ha de admitirse que el pinar en sí es todo un espectáculo: Pinos de enormes dimensiones pueblan las dos laderas de la carretera hacia la Plaza de  Nápoles y al final de ésta, en una glorieta encontramos un Bosque Temático, con robles, olivos, castaños que en su día una Comisión de Judíos Sefardíes quisieron dejar constancia de su presencia, mediante una lápida de granito y grabado el momento de su inauguración. Por desgracia como tantos otros asuntos pasa desapercibido a la mayor parte de la población y lo que es peor de un abandono total por parte de…

A quien corresponda.







II

Calle del Collado”

He querido, a propósito, abrir un nuevo capítulo a esta calle, no por casualidad, sino, tal vez porque siguiendo el desorden establecido a mi libre albedrío y volviendo sobre mis pasos al Cruce de la Cruz de los Caídos, tomamos dirección al Centro de la Población.

En la Glorieta del Rollo, a la derecha, queda un Supermercado que suministra a los muchos habitantes de chales, que sobre todo en fines de semana y puentes y más aún en verano, pueblan esta parte un tanto alejada del centro de la población.

A la izquierda, el arranque de la carretera que va a Béjar y a un lado la que va hacia el Barrio Judío.
En esta carretera hay una urbanización reciente, que da por una parte, al Cementerio Municipal y por la parte de atrás a unas maravillosas vistas del Berrocal, por donde no hace tanto serpenteaba el tren rodeando las laderas de dicho monte.
Más adelante y en los lugares donde en tiempos existían fábricas de paños, muy competentes con la vecina Béjar, se encuentran nuevas instalaciones a la última, de cerrajerías de aluminio, fábricas de muebles y como signo de modernidad un Estudio de Cine.


Arrancamos pues por esta avenida, hacia el Centro de la población y encontramos, la Cooperativa del Campo, la Oficina de Correos, Casa de Atención al Ciudadano, en mi niñez este solar de grandes dimensiones se le denominaba “Los Parrales”; seguido, se encuentra la denominada e histórica Casa del Miedo, con un artístico porche especie de Ágora, que en tiempos dio mucho que hablar y escribir, leyendas sobre ruidos y tintineo de cadenas arrastradas, repique de campanillas, galopes de bestias y caballos, gritos de al parecer mujeres, tal vez espíritus, que han llenado páginas; en frente el Grupo de Escuelas Públicas, con seis clases para niños y seis clases para niñas, por aquí pasamos todos los niños entre los años 45/65. Hoy se encuentra en desuso y debido al deterioro de la construcción.

Frente al Grupo de Escuelas, un local que fue el Matadero Municipal y que en la actualidad está ocupado por varios Organismos Oficiales hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento.

Esta Plaza adornada por un jardín con hermosas palmeras, alberga entre otras Instituciones Municipales,  la Comisaría de Policía Local, lo que fue Juzgado de Primera Instancia en tiempos pasados, y hay que hablar sobre todo del magnífico edificio del Ayuntamiento, dependencias que no hace tanto fuera Cárcel y ahora ocupada por Oficinas del propio Ayuntamiento, por eso se llama también Casas Consistoriales, su patio a la entrada dan testimonio de su grandeza, salones de reuniones, Oficinas de atención ciudadana, y la fachada con balcones que han vivido momentos de la historia pasada y reciente de Hervás donde ondean con orgullo las banderas de la Comunidad Autónoma de Extremadura, la Bandera Nacional y la de la Comunidad Económica Europea.
          En su patio rodeado de arcadas artísticas, tienen lugar eventos y exposiciones muy notables.

Siguiendo calle adelante, nos adentramos ya en la almendra central de la población, nos encontramos a la derecha con el Teatro/Cine, que en tiempos fue centro de Acción Católica y hoy es Sala Polivalente de Cine Teatro, presentaciones de libros, eventos de tipo cultural y reuniones de Asociaciones locales.

Unos pasos más adelante sin abandonar la calle está el Museo Enrique Pérez Comendador pero en frente hay una casa señorial que en tiempos fue Centro de Auxilio Social, Clínica y Consulta Médica y posteriormente Oficina de la Seguridad Social. Más adelante un Bar muy popular llamado “El Refugio” donde la política de andar por casa estaba a la orden del día y seguido un Banco (seguramente el más antiguo) donde en tiempos hubo la primera Sucursal Caja de Ahorros de Plasencia.

Del Museo Pérez Comendador, que hemos pasado casi de puntillas, señalar, que en mi opinión, lo más importante es el edificio que fue Palacio de los Dávila, hoy convertida en el Museo, mediante un concierto de las autoridades locales llevaron a buen puerto con los dueños de dicho palacio.

Aquí quiso el destino guardar la obra (casi todas en maquetas y moldes) del insigne hijo del pueblo , que siempre dijo tenía dos amores Sevilla y Roma, personalmente me hubiera gustado que hubiera dicho que era natural de Hervás; y también se exhibe parte de la obra pictórica de su mujer Doña Magdalena Leroux, así como documentos y condecoraciones de Don Enrique, a quien tuve la suerte de saludar un día en el Palacio de Comunicaciones de Madrid (Cibeles), y comentar con él la diáspora a la que nos habíamos visto obligados los hervasenses, me dijo una frase lapidaria que nunca podré olvidar: «El extremeño, vuela sólo como las águilas; pero muy alto”

Y llegamos a la famosa plaza de la Corredera, que tiene la consideración de Plaza Mayor, donde los trasuntos del pueblo se dirimen y se han dirimido siempre, aquí se contrataba a los jornaleros para ir a trabajar en labores agrícolas, es y fue mentidero de la Villa. Está adornada por unos soportales que albergan Bares, Carnicerías y establecimientos de diversa condición y es por decirlo de una forma gráfica el Centro del Pueblo.

Una fuente central de grandes dimensiones nos retrotrae a nuestra niñez, donde había una especie de pocillo y donde bebía la Daría, una indigente que además de andar con cierta dificultad, no tenía sus cinco sentidos completamente en su sitio, los niños en cierta forma crueles nos reíamos de ella cuando la veíamos acercarse para apagar su sed como apuntaba antes en un desconchón que había en la peana que cerca dicha fuente.

En la Corredera se han dado y se dan los bailes más sonados en las Ferias y Fiestas locales, los fuegos artificiales, la Vaca de Fuego, las tracas y el jolgorio hasta bien entrada la madrugada, siempre acompañadas estas funciones por diversos puestos de helados, almendras garrapiñadas, cayados de caramelos y alguna pequeña tómbola donde probar suerte; aunque sin duda lo más relevante de este tipo de eventos era y son las múltiples terrazas de los bares que dan a la Plaza, el apretado paso por los soportales a tope de gentes tanto paisanos como forasteros que acuden a estas Fiestas Patronales, cada uno de los días de festejo cambia la fisonomía de las orquestas que amenizan los bailes, hoy día con figuras de cantantes solistas muy apreciados por la población, sobre todo más joven.

Un poco más adelante avanzando por los soportales, se llega al Casino de la Amistad, ya hemos apuntado que este Casino es privado, para Socios, pero excepcionalmente en las fiestas se abre al público en general, eso sí, mediante el correspondiente abono de una entrada, allí las Orquestas de reconocido prestigio de la comarca, dan al selecto público que se cita, hasta las tantas de la madrugada, todo tipo de novedades, nuevas creaciones y ritmos de moda y donde las damas lucen sus mejores galas en una Pista Central, en la que se lucen los bailones que parece dominar los pasos y ritmos musicales por muy novedosos que sean, es como someterse a un examen riguroso, crítico, mordaz, de las múltiples mesas a rebosar de personas que su quehacer no es otro que sacar punta a cuanto sucede en la Pista de Baile, los vestidos de ellas son analizados con lupa, los trajes de ellos se mira no sean de corte trasnochado, zapatos y complementos sufren un exhaustivo examen y como nó, la composición de las parejas dan para mantener una tertulia toda la noche y bien entrada la madrugada.

Un casi ejercito de camareros que atiende las diferentes Barras del Salón y Pistas adecuadas para este evento, pululan por las mesas tratando de que no se escape ningún cliente, que al ser la mayoría forasteros, suelen poner en práctica el ya famoso “sin-pa” tan de moda hoy día.
 Y bien entrada la madrugada, rayando las primeras luces de sol, se sirve chocolate con churros y bocadillos, muy apreciado por la clientela, pues aunque mayormente las verbenas tienen lugar en verano, el relente de la madrugada por la proximidad serrana, comienza a hacer su aparición.


Más arriba lo que hoy es la Tienda Pieles de “Hervás-Piel”, había un Bar, el Bar García, de prestigio, y donde se jugaban las partidas de cartas, sobre todo los domingos a la hora del café, y también una mesa de billar muy concurrida por jóvenes al tiempo que mesas de futbolín para los más pequeños.
Encima de este Bar, formando parte del mismo edificio, se encontraba el Hotel García del que tengo un recuerdo muy especial, pues en ocasión de la llegada de los Padres Franciscanos a predicar lo que llamábamos “Misiones”, el párroco me mandó un día de intensa lluvia, con un paraguas a buscar al predicador de turno y tuve ocasión de pisar y vislumbrar lo que era profano para quien no fuera huésped del Hotel, toda una novedad para mí que me sentí privilegiado de conocer in situ parte de las dependencias del Hotel.

Frente al edificio del Casino, se encuentra otro de grandes dimensiones, la llamada Escuela Dominical, lugar de encuentros de jóvenes de Acción Católica, formación de Catequistas, Teatro, y actualmente Capilla donde se celebra casi a diario la Eucaristía.

En mi juventud, en estos locales había una Biblioteca Pública, en la que los Socios podían gratuitamente sacar un ejemplar, cada semana, con el compromiso de devolverlo en el plazo establecido, si no era suficiente tiempo una semana se podía solicitar prórroga.
Aquí y mediante esta Biblioteca me inicié en el asunto de la lectura, mis obras preferidas de la “Editorial Juvenil” me fue introduciendo en las obras de Julio Verne, Emilio Salgari y otros autores de mi agrado y que como queda dicho fueron mis principios en esto de la literatura, hoy doy gracias a aquella iniciativa que el párroco de turno tuvo a bien llevar a buen puerto.

En el piso contiguo a este edificio y en la segunda planta, se encontraba el Centro de Acción Católica, al que pertenecí en mi calidad de Aspirante dada mi edad, era habitual la asistencia diaria al Centro, unas veces para algún Retiro o charla catequética que nos daba el Consiliario y las más de las veces porque había todo tipo de juegos, de mesa, Pin-Pon, Billar, Futbolines,  Ajedrez y sobre todo cantidad de tebeos de tipo juvenil, allí se nos pasaban las horas embebidos en su lectura.

Otro Local que recuerdo de mi niñez y que se encontraba justo frente al de Acción Católica, era el Centro del Frente de Juventudes, tal vez en competencia con el anterior, igualmente había juegos de todo tipo, bajo la atenta mirada de un Camarada ya reconocido y afiliado a las filas del Movimiento Nacional, que posteriormente se llamó OJE, una Sección del Partido Político Falange Española Tradicionalista y de las JONS, recuerdo las publicaciones: “Pelayos”, “Aguiluchos” y varias de mismo corte.
Hoy afortunadamente es un Bar de nombre nostálgico “La Havana Vieja”…

Esta calle es una de las que más bares reúne por metro cuadrado, y sobre todo hay uno en el que se dan recitales de música, no voy a dar su nombre para no hacer distinciones, todos cada cual con su particular característica tienen esa impronta personal y ese sabor propio que cada dueño le ha dado con singular maestría, especialidades culinarias, pinchos de apreciado encanto por su sorprendente evolución, especialidades que dada la competencia han hecho que esos locales sean lo que hoy son y en los fines de semana, sobre todo en verano, la calle se llena de jóvenes y no tanto, que van alternando de uno a otro local.

Continuando nuestro devaneo, calle arriba hacia el “Convento”, encontramos además de lo ya enumerado el Colegio de la Josefinas, la “Escuela de las Monjas” como se le conocía en mis tiempos.
Aquí prácticamente los niños y niñas que tuvimos el honor de asistir a sus clases, era por entonces signo de distinción ir al Colegio de las Monjas, tenemos muchas anécdotas que darían para un extenso trabajo que no es pertinente en estos momentos.
Nos mezclábamos niños ricos con menos agraciados de clase media alta, formábamos los niños nuestras particulares “Dreas”, pedreas y desafíos que concertábamos en las afueras del pueblo, generalmente en las inmediaciones de San Antón, en las que soltábamos parte de nuestra rabia de pobres contra ricos, siempre la humanidad con lo mismo, guerras fratricidas, enfrentamientos por cuestiones políticas, resquemores ancestrales de familias que repetían el comportamiento de los Capuleto y Montesco, nada ha cambiado en la historia.

Durante esta andadura por una arteria que sin duda es una de las principales del pueblo, nos encontramos con tiendas de ultramarinos, puestos de los denominados callejeros, que no es otra cosa que un tenderete improvisado en la puerta de casa de algún vecino, aprovechando la afluencia por esta calle y el continuo tránsito de excursionistas, no dudan en exponer a la venta sus productos huertanos, aunque hay tiendas donde se venden las delicias más selectas de los productos típicos de la tierra, e incluso una tienda especializada en Productos Sefardíes que una artesana judía está dando satisfacciones innegables a quienes añoramos cualquier signo de revitalidad de las tradiciones judías.

Y entramos en la plaza del Convento, una pequeña avenida que conduce a las mismas puertas de la Iglesia de San Juan más conocida en el pueblo como el Convento, que en su día lo fuera de la Orden Trinitaria y que posee joyas como el gran retablo central, barroco y de dimensiones más que considerables, el Cristo del Perdón, sobre el que hay leyendas asegurando que sudó sangre, ante una profanación que tuvo lugar en el pueblo o sus aledaños, amén de otros retablos que en un tríptico perfecto acompañan al retablo del altar mayor también de la misma fábrica que el anterior.
La espadaña de su campanario de una gran altura, al menos en tres ocasiones ha lucido una bandera blanca, signo de la Ordenación Sacerdotal y celebración de la primera misa de alguno de sus hijos del pueblo.

Pero lo que hoy tal vez se tenga como de más relieve es el anexo de este convento, en tiempos seminario de verano, hoy reconvertido en Hospedería, aprovechando no solo la estructura monumental del edificio, sino dando uso a sus atrios, que en alguna ocasión puntual fue Hospital para pobres, Escuelas Públicas y hoy como se apunta un Albergue Hospedería de cuatro estrellas y formando parte de la cadena de Hospederías y Paradores Nacionales.
 Cuenta con instalaciones de última generación, habitaciones de lujo como corresponde a su categoría de cuatro estrellas, salones de reuniones, salas para conferencias, comedores para eventos, bodas etc. sin perder un ápice de lo que fue en sus tiempos un Convento Trinitario.         Detrás tiene un espacio que se llamaba la “Huerta de los Frailes”, hoy aparcamiento y servicios de la Hospedería.

Si nos adentramos calle arriba, camino del Puente Hierro, nos encontramos con un campo abierto, donde proliferan construcciones de tipo individual y urbanizaciones que rodean a la Hospedería y tomando la calle de la derecha, iniciaríamos el camino que va al “Cabezo”, a la falda de la montaña y presidido por un puente de piedra a través del cual transitaba el tren desaparecido.
Da lugar este camino/carretera que discurre paralelo a la vía del desaparecido tren, a la trasera de la Huerta de los Frailes, nos encontramos con industrias de chacinería, secadero de jamones, e industrias varias relacionadas con el mueble.

Llegamos pues a la Estación de Ferrocarril, tristemente vacía, aún pueden contemplarse las instalaciones que RENFE mantuvo hasta hace unos años, y que el abandono ha hecho que los depósitos para el agua y suministro de las calderas de vapor, permanezcan como fantasmas visibles de la grandeza de otros tiempos, las autoridades locales han tratado de suavizar esta triste imagen creando un Museo del Ferrocarril y sobre todo un Albergue en los antiguos muelles y almacenes de RENFE y de precios asequibles a los visitantes de poder adquisitivo limitado y gracias a esa iniciativa se mantiene la Estación y su entorno más inmediato en un lugar de esparcimiento y no en un lúgubre muladar a que estaba destinado…

Nos acercamos pues al cruce que conduce a la derecha nuevamente a las Cuatro Carreteras y de frente a la Ermita del Cristo de la Salud, sin duda el lugar más querido por los hervasenses tanto locales como los que vivimos fuera de nuestro querido Hervás.

Bajando por esta carretera, hoy Avenida de Piñuelas, encontramos grandes almacenes de construcción, tiendas de sanitarios y accesorios para la casa, todo tipo de materiales para obras de albañilería e incluso de construcciones de gran fuste; pero si algo hay que señalar en esta calle es “El Cuartel de la Guardia Civil”, una normativa que hizo desaparecer varios cuarteles en la Comarca e hizo también que aún adquiriera mayor relieve e importancia este Cuartel últimamente remozado y de considerables instalaciones, hoy el pueblo se siente orgulloso de tener aquí La Guardia Civil y da seguridad y confianza ver a los miembros de la Benemérita, sobre todo su presencia en eventos y actos públicos del pueblo.

Todavía en esta vía existen algunos terrenos sin construir, el boom inmobiliario de hace algunos años dejó esta especie de reserva, que poco a poco se va llenando de nuevas urbanizaciones a uno y otro lado de la avenida., de tal modo que sería prolijo, serpentear por esas nuevas calles que servidor ni siquiera conoce.




III



Calle de Los Comercios

Y sin apenas darnos cuenta hemos vuelto a “Las Cuatro Carreteras” y como ya henos explorado los cuatro puntos cardinales, volvemos a situarnos en la Corredera, licencia que se toma el autor, para no repetir lo andado.

De la Corredera sale la calle, para mí, más importante del pueblo, la Calle Relator González, que conocíamos como la Calle de los Comercios, me gusta más este término que determina la condición de la misma…

Comenzando por la parte más inmediata a la Corredera, donde encontramos una tienda, hoy convertida en panadería y suministros de alimentación, en tiempos Tienda de la Viuda (María Peña): Ropa de vestir, sábanas, hilaturas y lanas de todo tipo, botonería y pasamanería, tienda imprescindible del ama de casa además con amplias facilidades de pago,

Seguido una nueva Tienda-Estudio de Fotografía y Diseño de reciente aparición y muy apreciada entre sus usuarios por sus innovadores trabajos.

Esta tienda en mis tiempos era la “Carnicería Prici”, otro de los lugares que llamaban la atención, pues era frecuente ver reses despiezadas colgadas de unos ganchos en el mismo dintel de la puerta de entrada.

Subiendo a la entrada de la Calle a la derecha la tienda de la Señora Eulalia, tienda de chuches muy visitada por los niños de la época, donde nos dejábamos la parte en un santiamén., posteriormente tienda de Comestibles, y pescadería “La Ría de Vigo”.

Y justo en frente una librería emblemática, por ser la primera en Hervás, “Librería IVIC” su Gerente Edison favorece la venta y publicación de los escritores que como servidor intentan entremeterse en el mundo editorial, también de escritores consagrados y premiados como mi admirado Víctor Chamorro, mi maestro.
Otro lugar que también en tiempos fue pescadería de las “Moralas”, la cual solamente recordaran quienes sean de  mi edad.

Más adelante a la derecha, lo que hoy son tiendas de suvenir, fueron un almacén de muebles “Casa Alderete” y posteriormente, Consulta del médico Don Enrique.

Y volviendo a la acera de la izquierda, otro de los Almacenes de tejidos “Comercio de Tejidos y Novedades Casa Pedro”, hoy todavía parece ser es tienda de ropas sobre todo para niños.

Hay una Tienda/Casa, frente a la última señalada, es decir en la acera de la derecha, acera que ya no existe debido al tránsito constante de vehículos, que tiene especial significado, se conocía como “La Tienda de las Catalinorras” , seguramente este despectivo nombre  se debía a alguna ignorada historia que diera lugar a este apodo, aunque en el pueblo, eran pocas personas, por no decir ninguna que se libraban de un mote más o menos adecuado y que casi siempre se debía a hechos que determinaban o bien el carácter del individuo o de su familia.
Bien,  pues  en  esta  tienda  que, también   era  una Droguería, se vendía, las obleas, junto con pucheros y cazuelas, cal blanca con la que se pintaban las paredes y blanqueo de las habitaciones de las casas, además vendían artículos de loza y barro cocido y en este apartado tenían las apreciadas bolas de barro y de cristal que junto con las de hierro de los cojinetes de las fábricas, era el ensueño de los niños de mi época.

Este local hoy es un Bar – Restaurante “Marvi”; donde las tertulias con los amigos ante unas pitanzas y productos de la Tierra, nos hacen pasar ratos y noches inolvidables.

En el portal siguiente de más arriba, se encontraba la Dulcería del Señor Bernardino, tengo el vago recuerdo de que al pasar por su puerta, su hijo Tomás, que además era batería de una orquesta local, disponía de un aparto de radio y que los días que había futbol, nos parábamos a escuchar el desarrollo del mismo.

En la parte superior del inmueble, es decir en el primer piso estaba la Consulta de D. Noé, un tiro de escaleras terminaba en una gran sala donde pasaba consulta. D. Noé, que era un Practicante muy estimado por los vecinos del pueblo, tal era su condición y entrega a los enfermos que gozaba de casi diría veneración.

En la sala habilitada para el ejercicio de Practicante, ponía las inyecciones y trataba las dolencias o heridas con gran profesionalidad y siempre con un gracejo o chascarrillo que hacía más llevadero el padecimiento del enfermo de turno.

Constantemente iba cargado con su maletín y su bastón que ya formaba parte de su elegante silueta, aunque fuera hora de tomar el aperitivo, casi siempre en el Casino donde reunía una tertulia de gentes muy significativa y curiosamente de diferente escala social, tal era su humanidad.

De frente la tienda  “Casa Sixto”, un gran comercio de telas, cortes de camisas para confección, cortes de trajes de estambres y paños de Béjar, mantas de fabricación de Hervás y cuanto la imaginación pudiera desear, se podía encontrar en la tienda de “Sixto Blanco” “Los Cacereños”, sobre todo porque su personaje principal, el creador de una saga de comerciantes, sus hijos, era ciego y admiraba como al entrar en la tienda cualquier persona era inmediatamente conocida por su voz mejor tal vez que si lo estuviera viendo físicamente y además aquí tampoco había que mirar el presupuesto toda vez que había plazos y mas plazos para cumplir con el importe de la compra, o bien cuando se cobrara la venta del ganado en la Feria, o la cosecha de cerezas, la vendimia o cualquier ingreso extra que se pudiera dar en la familia; tantas eran las facilidades de pago a las más que agradecida clientela, quienes en ocasiones de tener que vestirse, para bodas, comuniones o viajes inesperados, no tenían que preocuparse del presupuesto, pues las facilidades de pago no tenían ni límites y menos condiciones..
Hoy se ha convertido en una tienda de Electrodomésticos y Distribuidora de Butano, aunque también mantienen la línea de vestir y creo no equivocarme si aseguro, que las condiciones y trato al cliente, son las mismas que dieron lugar al éxito de esta emblemática tienda.

Tampoco olvidar, la “Fonda Vivina”, la Primera y recordada, fonda, pensión, y lugar de obligada parada de Viajantes de Comercio, empleados funcionarios de Correos, empleados de Banca desplazados por razones de suplencias y cualquier viajero anónimo que tuviera necesidad de pernoctar.
Recuerdo que por una de las ventanas de la parte trasera de la Fonda, se encontraba la “Churrería” y mediante una cuerda de la que pendía un cestillo, se encargaban los churros y porras para el desayuno de la Fonda.

No puedo pasar por alto, la tienda de enfrente, de mi querido amigo “Del Arco”, venta al detal y por mayor de productos de fabricación propia relacionados con la Industria del cerdo, exquisiteces de alto grado, productos locales y comarcales, quesos, legumbres, vinos, conservas, aunque el fuerte eran las especialidades de embutidos de fabricación industrial pero con un toque casero que le daban ese bouquet especial a sus productos.

Hoy reconvertido en un moderno espacio de productos procedentes de la India, es decir un Bazar donde un totum revolutum, hace las delicias de los visitantes y paisanos.

No quisiera dejarme atrás, ni mucho menos, otro de los emporios de ultramarinos cual era la tienda “Del Tío Publio”, un almacén de Productos de la Tierra, Ultramarinos, Fiambres, Legumbres, Harinas, Alpargatería y Zapatería a tal nivel, que había gente de los pueblos aledaños asiduos compradores de las especialidades de matanza y artículos relacionados con el cerdo, pues no solamente se vendían embutidos, jamones, bacalao en sazón, sino que en su tienda había tripas para embutidos, cuerdas de atar los mismos y materiales diversos para la manipulación casera de las matanzas.
En la actualidad está reconvertido en prácticamente lo mismo que las tiendas anteriores, es decir lo que hoy priva, recuerdos, ropas, enseres, abalorios y adornos importados.

Es tal la proliferación de tiendas y comercios que puede asegurarse que en cada portal existe algún establecimiento dedicado a la venta de “algo” al público; aún hoy día; pero continuemos:

Ligeramente pasado el Comercio de Sixto nos encontramos con la tienda del “Esterero”, una cordelería y manufacturación de arreos de caballerías, sogas, serones, y aperos de todo tipo relacionados con el esparto y confección de monturas para caballerías y animales de carga.

Posteriormente fue, panadería y carnicería, se cuenta que en esta carnicería de “Braulio”, las clientas llevaban su recipiente para que les fuera despachada, la casquería: sangre, riñones, hígado y se producía esta venta recién llegadas las reses del matadero, es decir casi en caliente, hasta tal punto que algunas mujeres asiduas compradoras de estos artículos denominaban a las doce de la mañana, la hora del hígado, por ser la hora más propicia para obtener estos artículos de casquería.
Tenemos a la izquierda de la Calle, la tienda del Sr. Joaquín y la Srª.Timotea, tiene especial relevancia esta tienda que era regentada por este matrimonio y en la que sus hijos José María y Joaquín prestaban sus servicios y posteriormente crearon una nueva y renovada tienda. Curiosamente era la tienda donde compraba todo tipo de ultramarinos mi familia, también existía el cuaderno de: “Dice mi madre que lo apunte que luego vendrá ella a pagarlo”. Y así sucedía que la cuenta iba engordando y siempre había trampas, como decía mi madre hasta para cazar leones.

En ocasiones cuando la caza era propicia a mi padre, por cierto cazador furtivo, conveníamos el trueque, ellos, la tienda, nos facilitaba, azúcar, aceite, harina etc. Y nosotros, es decir mi familia, suministrábamos conejos, perdices y piezas de caza a cambio.

Tengo el recuerdo de cuando me mando mi madre, con un tazón como era habitual, a comprar escabeche con aceitunas negras, cuarto y mitad, y servidor por el camino de vuelta a casa, comenzó a probar tan suculento manjar, eran los años del hambre, y poco a poco colocando las colas del escabeche para que no se notara el robo, pero mi debilidad debió sobrepasar lo mínimo establecido y cuando llegue a casa era tal la manifiesta merma que mi madre dijo: “Aquí no hay siquiera un cuarto, ahora voy yo a que me lo vuelvan a pesar”, con lo que tuve que confesar mi hurto, ante la evidencia de los hechos acusadores a todas luces.

En la actualidad se ha convertido en una Dulcería / Pastelería de mucho prestigio y es fácil comprobar la afluencia de turistas visitantes salir con bolsas y cajas de los típicos dulces y autenticas delicatessen que allí se despachan.

A la izquierda, por encima de la tienda de “Publio” estaba la carnicería “Pondera”, el Sr. Eugenio, con una amabilidad rayana en la bondad, atendía las necesidades de las compradoras y daba cuenta y satisfacción a los caprichos a veces irritantes con una parsimonia y amabilidad encomiable.
Hoy este establecimiento se ha transformado en un Bar donde los pinchos son de reconocida fama.

Frente a este Bar llamado “La Cordobesa” y haciendo esquina a dos calles hay una tienda de ultramarinos, frutería y pequeño Supermercado, de uno de los herederos de la tienda del Sr. Joaquín, creo que la tercera generación.
Este local en tiempos fue uno de los “Liceos” o escuela de cagones, como se conocía a este tipo de escuela de Párvulos a quien la Seño, Tía Candelas, aplicaba sus conocimientos académicos a una caterva de niños y niñas que sus padres le encomendaban, más que para aprender, que también, porque de esa forma estaban recogidos y les dejaba tiempo para realizar las múltiples tareas del hogar; era un placer ver a estos Párvulos sentados en sus tajuelas, llevadas de casa, hasta la misma acera de la Calle pues era tan numerosa la asistencia que no cabían en el local.

Pero si hay que resaltar algún establecimiento emblemático y significativo de esta Calle, es sin duda “El Comercio de los Muchachos”…
 ¡Hola pollo!, era el saludo de uno de los dos hermanos que regentaban el Comercio (Germán y Pelayo), además de los ayudantes empleados de lo que era la “Meca de la Ferretería”, allí se surtían generalmente los talles de  ebanistería de los herrajes para muebles, que eran muchos, antes de que los viajantes decidieran dar cumplida respuesta a los mismos, había, clavos, alfilerillos, tornillos, pliegos de lija, colas, herramientas tanto de ebanistería o carpintería como de labranza, era un local repleto de cajas y apartados que manejaban con singular destreza los empleados, sin ordenadores, sabían en todo momento donde se encontraba situados herrajes tan dispares como las bisagras y cerraduras de tantos o cuantos milímetros o centímetros, las gruesas de tornillos de 17x17 , los de cabeza de cascabel, de gota sebo, cabeza perdida, etc..
Esto en cuanto al apartado de ferretería, luego venía el de paquetería, tejidos y paños y un sinfín de artículos para el hogar, era lo que podíamos llamar “El Corte Inglés “del pueblo, sus tres pisos repletos de cajas y apartados, de baterías de cocina, enseres de todo tipo, eran la solución de cualquier cosa que se buscara, seguro allí se encontraba.
En la actualidad se encuentra cerrado, después de muchos años de servicio seguido por las generaciones de lo que ya nunca fue igual.

Otro singular edificio, Y qué edificio!, a tener en cuenta de la Calle era la tienda de “Chino”.

El Sr. Aniceto que atendía la misma, junto con sus hijos,  era otro “gurú” de tienda, esta se caracterizaba por ser la más surtida en bebidas alcohólicas, que en épocas como Navidad,  en el escaparate se exhibían cajas de dulces de anguilas, mazapanes, turrones frutas escarchadas, bebidas propias de Navidad y juguetes de todo tipo; era el Edén para los niños, cuantas veces nos quedábamos boquiabiertos ante el escaparate contemplando las maravillas que soñábamos nos echaran los Reyes Magos, aunque casi nunca se cumplían nuestros deseos.

El edificio en sí, es una maravilla, que aún hoy en venta se puede contemplar, las tres plantas del mismo, con ventanales que parecían vagones de tren de viajeros por la cantidad de cristaleras que tiene, los cierres de madera, obra artesanal de muchos años atrás, cuando la carpintería era capaz de realizar proezas como esta, eran y son la atención de las miradas de niños y mayores, con el consiguiente regusto  y añoranza de tener en nuestro pueblo semejante lujosa tienda.

Sobre el dintel de la gran puerta ornamental de la entrada, se exhibían colgados, calzados muy al uso, botas de campo, albarcas, y enseres para estos menesteres; pero la maravilla estaba dentro de la tienda, una fila de estanterías de madera, con balconcillos casi llegando al artesonado del techo le daban una imagen que, recordaba las grandes y maravillosas bibliotecas, que aparecen en los grabados antiguos, con todos los botes, cajas de galletas, frascos de conservas, botellas de singular formato, como las de anís de Las Cadenas, Machaquito, Chinchón y maravillas de difícil definición.
Sobre el gran mostrador de madera de nogal, que circundaba todo el espacio de la tienda, situado en uno de los extremos, se encontraba la cizalla de cortar el bacalao, que el Sr. Aniceto manejaba con destreza, en el centro del mostrador estaba instalado un molinillo de café con dos grandes ruedas que facilitaban su movimiento manual y al otro extremo del mostrador, una bomba para hacer surgir el aceite de un imaginario subsuelo o depósito, que a mí se me antojaba estaba situado en los sótanos de la tienda, luego más tarde supe que se trataba de un bidón de al menos 200 litros, del que salía el preciado liquido de oro…
Allí también se liquidaba el Impuesto de Espectáculos Públicos, lo que hoy día es la SGAE, las entradas al cine, a los toros, a los bailes y también las obras o comedias que se representaban en el Cine Teatro Juventud, de esa labor se encargaba principalmente el hijo del Sr. Aniceto, Ramón para más señas, que no dejaba escapar ni una.

Por en cima de esta suntuosa tienda estaba la “Churrería de la señora Sena”, cuando el tren de viajeros llegaba muy de madrugada, allí se servían desayunos con churros recién hechos, todo un lujo para los viajantes y gente del pueblo que se podían permitir semejante dispendio, luego fue taberna y el servicio de copas de aguardiente y anís de madrugada seguía su tradición.

Frente a estas instalaciones había otra tienda, hoy inexistente y convertida en Consumibles para Informática, Telefonía Móvil y Reparación de Ordenadores, era la tienda del “Tío Sombrerero”, panadería, ultramarinos, juguetería, velas y diversos elementos de uso diario, droguería e incluso librería… Destacaba por exhibir en su escaparate, postales antiguas, muy apreciadas sobre todo para felicitaciones de cumpleaños, postales que llamábamos los niños de amor, con frases que junto a las imágenes de artistas de renombre como Rodolfo Valentino y artistas de cine como Sofía Loren, facilitaban a los novios de amoríos la labor de declaraciones engorrosas, bastaba una de estas postales para que la pareja entendiera la entrega voluntaria de los amores ocultos.

Y pese al poco espacio de la tienda y como su nombre indicaba, además la venta de sombreros de todo tipo.

Estaba regentada por un matrimonio, sin hijos, que eran lo más dispar, en cuanto a carácter que se pueda imaginar, él hombre enjuto y de temperamento irascible, siempre cabreado y con una frase casi despectiva hacia el cliente, una úlcera de estomago tenía la culpa, ella toda dulzura y amabilidad tratando de suavizar y contrarrestar  las malas contestaciones que el Sr. José daba a los clientes, la antítesis de un matrimonio, pese a lo cual parece funcionaba a las mil maravillas.

Cuentan que en una ocasión, una señora que acababa de realizar una compra, entró con el cambio recién recibido en la mano y el Sr. José como un rejilete, le espetó: “Las vueltas se miran aquí en la tienda, luego una vez en la calle, ya no hay lugar a reclamación” la señora un tanto estupefacta, pues no había abierto la boca le dijo: Pero si es que me ha dado de más y vengo a devolvérselo, a lo que el Sr. José le respondió: “Es que acaso era tuyo lo que me vas a devolver…” , no haces nada de más…Lo que da una idea de cómo se las gastaba el amigo.

Recuerdo que como era un hombre enfermizo, en más de una ocasión su mujer que era muy católica, solicitaba le fueran administrados el Viatico o la Extremaunción, aunque por fortuna para el enfermo, se resistía a irse para el otro Barrio, de ahí que en más de una ocasión se diera esta circunstancia..
Sin embargo los servicios religiosos le eran administrados con toda la solemnidad que el motivo requería, dos columnas de fieles acompañaban al Viático con sendas velas o faroles hasta la casa del enfermo, el sacerdote y servidor como monaguillo en servicio, tocando una campanilla, mientras duraba la procesión, subíamos hasta las dependencias donde se encontraba el enfermo, este presentaba un aspecto que me recordaba las estampas e ilustraciones de nuestro Ingenioso Hidalgo Caballero Don Quijote, la mujer que había improvisado un altar con velas y flores adornando la escena, esperaba el milagro de la curación que efectivamente como cuento se repetía una y otra vez.
         
Ya sobrepasada la mitad de la Calle de los Comercios, todavía queda tela que cortar.

Seguido a la tienda del Tío Sombrerero, había una carnicería, y ya eran tres en la misma calle, la de Santos Gómez, que no abría a diario, sino solamente cuando él consideraba tenía algo que ofrecer, sobre todo reses de caprino, para la gente de menor poder adquisitivo.

Otra tienda, portal más arriba era la llamada de  “El Economato”, era también una de las señas de identidad del ultramarino, exquisiteces muy selectas, comestibles casi siempre de difícil adquisición en otras tiendas que no fuera esta, exclusividades de las que presumía uno de sus dueños y sobre todo la fabricación propia de chocolate.

En una salida de la trastienda, que daba a la Plazuela del Tío Publio, tenía la entrada principal esta original

Fábrica de Chocolates, cuyas tabletas llevaban el nombre de “Santísimo Cristo de la Salud”, era frecuente al pasar al Colegio ver tendidas las latas en el suelo para su secado, pues al parecer no daban abasto a producir dicho chocolate y las tendían al sol para su secado más rápido, acelerando el proceso de las tabletas.
Hoy es una tienda de instrumentos musicales y antes fue tienda de modas.

De frente a esta tienda, estaba la Farmacia, lugar de encuentro del cura del pueblo, el alcalde, el médico y los boticarios, donde además de fabricar las formulas magistrales de medicamentos prescritos por el médico, se hablaba de política, religión y medicina, tres pilares de suma importancia para vida de los habitantes del pueblo.

Esta farmacia además era de características muy especiales, la clásica Botica, con los estantes llenos de jarrones de cerámica, adornados de diferentes símbolos y donde se guardaban los productos precisos para realizar las formulas magistrales, era el Sancta Sanctórum, para niños y adultos y tenía un halo de misterio que envolvía su entorno, una fila tras otra de interminables cajones  y las repujadas tallas de las estanterías, daban lugar a dejar volar la imaginación de cuanto allí se guardaba.
Por la mañana se llevaba la receta del médico y a la tarde se podían recoger los encargos de los “Papelillos”, cuyo contenido era disuelto en agua, o de los “Sellos” que sustituían a los comprimidos de hoy y que no eran otra cosa que unas diminutas cajitas de oblea del tamaño de una perra chica, para poder ser ingeridos con facilidad.
Parecía que los famosos “sellos” valían tanto para un roto como para un descosido, pues el formato siempre era el mismo aunque consecuentemente el contenido fuera el adecuado para las distintas dolencias.
Siguiendo la acera de la Botica, estaba “Casa Demetrio”.
“El aceiterín”, como se conocía en el pueblo e ignoro el por qué de este nombre, que más bien parece un apodo o mote, era una más de las tiendas de ultramarinos, aunque  estaba especializada en sardinas, a juzgar por las cajas de madera que se almacenaban a la vuelta de la tienda, en una calle que sube hacia la Iglesia de Santa María.
Era una tienda al uso y la primera según se subía del Barrio Judío, al que nos estamos acercando. Bien suministrada y sobre todo bien atendida por la numerosa prole de hijos que tenía el Sr. Demetrio, con el tiempo estos hijos avezados en el asunto de comestibles, fueron derivando hacia la fabricación chacinera llegando a obtener un gran renombre los “Productos Cárnicos Pinajarro”, fabricación de embutidos y secadero de jamones al por mayor.

En la acera de enfrente, estaba en un pequeño local el “Estanco de “La Pura” que como todos los estancos de la época, expendía además de los cuarterones de picadura, ideales, caldo de gallina, tabaco rubio, puros, que los novios de cara a su próxima boda iban almacenando hasta la fecha señalada para cumplimentar a sus invitados y libritos de papel Jean, los papeles timbrados del Estado, Letras de Cambio y las Pólizas y Sellos para el franqueo del Correo.

Contigua a esta tienda había un Bar llamado “Los Tres Pasos” y que como todo cambió a ser una tienda de suvenir.

Volviendo a la acera de enfrente, estaba la “Taberna del Tío Cirilo”, un salón repleto de mesas y sillas y presidido por un mostrador donde se despachaba vino a granel y al detal, es decir para el consumo en el local y para llevar a casa.

Siempre estaba visitado por clientes de unas características muy especiales, que vaso tras vaso trasegaban una apreciable cantidad de vino de la cosecha del Sr. Cirilo, y a la vuelta a casa, sobre todo si vivían en el Barrio Judío, era una odisea llegar a sus serpenteantes calles con una melopea, que hacía tambalearse de uno a otro lado de calle a los incautos bebedores, que día tras día repetían semejante epopeya.

Hoy es un almacén - tienda “Pedro Machotón” un señor que comenzó de la nada, pues era un empleado ferroviario y llegó a formar un imperio, que lo regenta uno de sus hijos.

Seguido, había otro Estanco, el de “Nieto” hoy convertido en tienda de regalos y recuerdos del pueblo.

Otro local que en tiempos fue frutería y tienda de legumbres y cereales, hace esquina a una calle, que también hablaremos de ella, por sus numerosos lugares de casas de comidas, tabernas, y asadores de pollos, y reconvertido en “Bar Tito”, comidas económicas y rápidas y una Terraza con mesas muy disputadas en fiestas y puentes.

Y llegamos al final de la calle, como nó, con otra tienda muy antigua la de “Las Relojeras” muy concurrida, sobre todo por ser la más próxima al Barrio Judío y tener que ir menos tiempo cargados con las compras, sobre todo para los habitantes del Barrio. Tenía dos entradas, una por la Calle de los Comercios y otra situada en La Plaza.

La Plaza

He aquí otro lugar trascendente, por su historia, las vivencias de sus vecinos, el enclave dentro de la población, separación de dos Barrios el de Abajo y el de Arriba, el Barrio Judío y el Pueblo moderno, es sin lugar a dudas éste, al que llamamos “La Plaza”.
Ahí se encuentra una gran Estrella de David, enmarcada en el suelo, realizada con piedras de pedernal del próximo río Ambroz. Es un símbolo de la existencia de la cultura Sefardita.

Es un lugar pacífico, a la vez que ruidoso, sereno, para gustar de cuanto le rodea, con un caño monumental copia, yo diría, del caño del Robleo, siempre manando esa agua cristalina procedente de la sierra granítica de Pinajarro, con todo tipo de servicio para poder hacerla la plaza principal del pueblo.

Tiene nombre de Plaza del General Sanjurjo (ignoro el motivo, de este nombramiento); pero los habitantes la conocen como La Plaza y es en el imaginario infantil de mis tiempos la referencia del canto o saludo de los serenos al iniciar la guardia nocturna por las calles del pueblo, muchos niños íbamos a La Plaza, a esperar a las diez de la noche a que los serenos iniciaran su andadura con el saludo en voz alta casi cantando: “Ave María Purísima, las diez y sereno” acto seguido cada miembro tomaba una calle para comenzar   la ronda, cada hora de la noche se repetía el canto, dando la hora y el tiempo que hiciera, bien lloviendo, nevando, nublado o sereno.

Al tiempo que vigilaban cualquier movimiento extraño, daba una tranquilidad a los vecinos sabiendo que alguien montaba guardia durante la noche, estaban al tanto por si huera cualquier aviso o emergencia.

De esta Plaza salen varias calles y su fisonomía respecto a la anterior de hace apenas cincuenta años, ha cambiado muy significativamente, hay quien asegura que a mejor, cada cual tiene su opinión al respecto.

En ella se podían encontrar locales como la peluquería “Salomé”, zapatería “El Toribín”, la tienda de frutos secos de la Srª Carmen la “Virgen”, la carnicería “Cantares”, la fontanería “Jerónimo” y la ya mencionada tienda de comestibles “Las Relojeras”, hoy tenemos el “Bar Herrero” con terraza, Casa Rural La Plaza, apartamentos de lujo, y poco más que señalar. Menos mal que aún continua el caño, donde la Srª Carmen tenía siempre un barreño de aceitunas “arracás” para que se fueran endulzando, cuando no un cubo con altramuces que luego vendía en la tienda, además de zarzamoras y otras frutas muy variadas.

Hay una calle que arranca de esta Plaza, que todos los vecinos conocemos como “La Callejilla”, es una pronunciada pequeña calle, llena de grandes recuerdos, ahí Vivian apiñadas numerosas familias con su numerosas proles y también había lagares y bodegas, en cualquier portal y que en época de vendimia eran transitadas por una recua de caballerías llevando las uvas a los lagares que se convertirían en el rico mosto de pitarra tan apreciado en el lugar.
Todavía hay una bodega que hasta no hace mucho estaba habilitada al público, “La Bodeguilla”, en ella he tenido ocasión de gustar sus famosos rabos de cerdo, vino de cosecha propia de Santiago Acera, y es un lugar que a mí me transportaba a otros entornos de semejante encanto.     Recuerdo que fue fuente de inspiración en uno de mis trabajos literarios en que sitúo una conversación con un vejete del lugar, al que entrevisté entre cubas de grandes dimensiones y bajo un artesonado de vigas de gran tamaño, es una pena no esté en la actualidad en uso.

Otra calle que tiene inicio en la Plaza, es la del Convento, que también el paso del tiempo ha sumido en el olvido, establecimientos como la frutería-almacén del Sr. Matías el frutero, como se le conocía, una casa a la que me mandaba mi abuelo a comprar picadura de tabaco, que seguramente era de cosecha propia y se vendía clandestinamente “Los Cajines”, era un segundo piso donde se llevaba a cabo este estraperlo de tabaco.
Grandes casas señoriales de fachadas de sillería de granito a uno y otro lado de la calle le dan un encanto muy especial. Llegando al final de la calle y antes de desembocar en “La Cuentecilla” otra calleja o calle que da acceso al Barrio Judío y seguramente la más fotografiada por visitantes, aquí se encontraba la zapatería de Ángel, “El Sopa”, que además era Sacristán en la Iglesia de Santa María, nos encontramos una taberna a dos pasos más arriba y otra la de “Simeón” coronando la calle y haciendo esquina con la calle principal que viene desde la Corredera.

Volviendo nuevamente a la Plaza, hay una calle que inicia la subida a la Iglesia, desde una pequeña plazoleta, hoy con un olivo plantado por la Comisión Sefardí que visitó Hervás, y que en tiempo era el lugar propicio para los chatarreros que mediante el trueque de gomas de alpargatas, dinero y chatarra intercambiaban artículos de loza y barro, posteriormente hubo un pequeño kiosco de prensa, que como todo el paso del tiempo borró…

Esta calle, tiene una especie de porche que se conserva y que en tiempos fue el Cuartel Viejo y girando ligeramente a la derecha nos encontramos con otro lugar, ¿histórico?, tal vez para servidor sí, en un callejón hacia dentro de un caserón, había un semisótano muy concurrido que se llamaba “Las Cuevas del Calvo”, debía su nombre a que el dueño lucía una luenga barba y una más que pronunciada alopecia que le conferían una aspecto de pirata de mar, aunque su condición era la amabilidad personificada, ya dijo Confucio: “Si no tienes gracia, no pongas tienda” y a este buen señor Pedro el Calvo, andaba sobrado y no le faltaba gracia y buen semblante.
Recuerdo con nostalgia, dos ocasiones inolvidables para quien escribe.

Una: Que siendo servidor miembro activo de un Movimiento Obrero (JOC) denominado Juventud Obrera Católica, algún lector tal vez lo recuerde, después de nuestras asambleas, generalmente al anochecer, reuniones  formativas en los Locales Parroquiales, donde estudiábamos El Evangelio, Hechos de Vida y las directrices que nos marcaban desde la Ejecutiva, mediante un Programa o Proyecto Provincial, de las Sedes de Béjar y Plasencia; pues recalábamos en esta bodega que llegó a ser como nuestra seña de identidad y Sede, donde libre de presiones externas, desarrollábamos una actividad paralela y cada miembro se manifestaba según su criterio, que tal vez intimidados por la presencia del Consiliario, no se atrevían a manifestar y que aquí bajo los efluvios etílicos convertíamos en una tertulia que pretendía ser parte formativa de nuestra misión evangelizadora.

Otra: Con motivo de la Talla de los Quintos de mi promoción, yo ya vivía en Madrid, me desplace para ser tallado junto con mis compañeros, fueron días de juerga y comilonas, se iba durante unos días por las calles a las casas de conocidos, familiares, amigos y vecinos a pedir el chorizo, que luego se convertía a veces en dinero, huevos, o lo que hubiera en las casas para poder continuar




en Las Cuevas Del Calvo, donde habitualmente se preparaban las viandas para comer y seguir con el lío, pues bien , yo que era más bien abstemio, me colocaron encima de  una mesa y al tiempo, me endilgaban  una botella de anís, de la que tomé un buen trago aún ante mi negativa, lo que produjo que anduviera como un zombi el resto de los días de fiesta.

Pero si hay alguna Calle que arranque desde la Plaza, que merezca capítulo aparte, esa es sin duda La Calle Abajo, así lo he considerado y así lo haré.



IV

La Calle Abajo (EL BARRIO JUDÍO)

Aquí comienza mi histórico periplo, por el emblemático Barrio Judío, ahora evocaré a las Deidades y Musas mitológicas para que vengan en mi ayuda para no dejar algo en el tintero.

Es tanta la veneración que siento al pisar las piedras del Barrio Judío, que entrar en el umbral del mismo, me parece una profanación por mi parte, por tanto quisiera que mis aseveraciones, parezcan lo que en realidad son, apreciaciones muy personales y nada más, no quiero entrar ni en leyendas ni historias más o menos documentadas, este tratado será mío y sólo mío e intentaré ser lo más preciso posible y no dejar volar mi imaginación, que en este terreno es mucha, para ser objetivo.

A propósito recordaré el artículo que me pidió el Concejal de Cultura del Ayuntamiento para publicarlo en la Revista de Ferias y Fiestas y que transcribo a continuación, sin quitar una coma y que dice así:

Evocación desde el Barrio Judío de Hervás

Todavía hoy, cada vez que tengo ocasión– Cada día que pasa van quedándome menos –visito casi con reverencial embelesamiento, el Barrio Judío. Cada rincón, cada Calle, cada casa me transporta a otra feliz situación, reviviendo dentro de mí, una sospechosa reencarnación o reencuentro con mis ancestros.

Nada hay tan prosaico y a la vez placentero, como situarse y pisar la figura de la “Estrella de David”, que hay en la Plaza.

Sentirse como si la Rosa de los Vientos se tratara y navegando por las calles, transportarse al pasado, soñar con las gentes, con Sefarad, presente todavía en el discurrir diario de sus gentes.

Las paredes están impregnadas de palabras y canciones dormidas en el tiempo, y a poco que se afine el oído, que se produzca la abstracción en su grado mínimo, se puede ver, oír y oler; la serpenteante vida por las tortuosas calles, el devenir de las gentes: Bataneros, Curtidores, Tejedores, Mercaderes, Comerciantes, Cambistas, Tratantes, Cinceladores del arte hecho adobe y madera en las innumerables fachadas, en los cantones de cada calle, en los aleros de los tejados, la evocación hecha vida…

Desde la atalaya de una azotea, con travesaños y baranda labrada de madera, un mirón espía a una doncella, que baña su escultural belleza en una tina de madrea y atusa su larga melena negra al sol…

Trinan los vencejos, pregonan los vendedores callejeros y una ruidosa motocicleta me saca de mi arrobo y me devuelve a la conciencia den mi huída hacia el pasado…

Aún hoy al pisar las piedras del Rabilero, se encienden rescoldos de un entonces en mi conciencia y con mi mente me traslado hasta las calles de Jerusalén.

Para mi sorpresa, es tal el paralelismo, que a poco que uno reflexione, se pierde el norte de la noción del tiempo, y es tal es tal el estado de confusión, que se requiere un esfuerzo para situarse en la realidad. Solamente unas tiendas más, unos vestidos a la usanza antigua y un poco de imaginación y el se produce el milagro.

Hervás evoca, realmente a Jerusalén
(Florentino Santos Barbero)
Revista de Ferias Fiestas Agosto de 1997

<Me he tomado la licencia de transcribir aquí este artículo, que explica mi fijación respecto al Barrio Judío>.

En otra ocasión, tuve el gusto de escribir otro, titulado:

<El silencio del Barrio Judío te deja sordo>

Dice así:

Esta frase es de un amigo que por primera vez visitaba Hervás con su familia, nada hay tan original como la expresión de quien por primera vez hoya las piedras rodadas del Barrio Judío de Hervás.
Y ciertamente pasear por las calles de este Barrio al atardecer o anochecido, tiene un encanto que algunos han dado en llamar “embrujo”.

La tenue luz de las farolas producen a la vez que un halo de misterio, un encanto especial, las sombras tras los recodos de las paredes ensambladas con sus atravesados costanos, el dorado color de los adobes que con la mortecina luz encandilan al paseante nocturno que busca el silencio con sus almohadillados pasos para no perturbar la paz que se respira, la belleza sin igual de otrora, del bullicio diario, del paso de generaciones hechas al ambiente casi sagrado que se respira en cualquiera de sus rincones, no quiere romper con alteraciones tan siquiera de acompañante alguno.

Quienes tenemos el privilegio de haber nacido en tan singular ambiente, somos capaces de entender este tipo de expresiones, sensaciones más bien diría yo, de notar ese mágico pellizco que se siente al pisar las ancestrales huellas de nuestros antepasados sefardíes y una vez sumidos en el “silencio”, apreciar, reconocer, constatar, soñar con nuestros ancestros, crear, inventar, componer, sentir y plenos de estas sensaciones, publicar a los cuatro vientos este descubrimiento, que en nuestra sociedad es tan apreciado, el silente éxtasis de pasear por las calles del Barrio Judío de Hervás…

Nuestra vida y sociedad llena de ruidos, ajenos a veces a nuestra existencia, persiguiendo un poco de paz interior, pocas veces conseguida, hace que apreciemos con mayor profundidad este tipo de sensaciones, que por favor de no se sabe qué duendes y sin mérito alguno por nuestra parte se nos ofrece de forma gratuita y servido en bandeja de plata en nuestro querido pueblo.

Forma parte del discurrir diario de los habitantes del Barrio, ellos también son conscientes de ser privilegiados por haber nacido y vivir en él, a veces no entienden muy bien el encandilamiento de los visitantes, que boquiabiertos con sus cámaras tratan de robarles la esencia misteriosa del Barrio, aunque compartir con ajenos es una de las principales virtudes de los vecinos.

De noche cuando se llega a las inmediaciones del Río Ambroz, el de la Fuente Chiquita como aquí se conoce, la cadencia del paso de sus aguas hace nuevamente sumirse en sueño de irrealidades, uno elucubra personajes de épocas remotas y los quiere hacer presente en el hoy que no entiende de sentimientos ni banalidades, es que al habernos convertido en gentes prácticas, sin tiempo para meditaciones metafísicas, pasamos olímpicamente de leyendas e historias, sin pararnos a pensar un momento, que en el fondo la realidad es que estamos siendo testigos y parte de la misma historia.

Pero yo me paré, como iba sólo no tenía que dar explicaciones, en un canchal sentado junto al susurro del agua del cadencioso Ambroz, que ya su nombre es evocativo con solo pronunciarlo, despacio, en silente y esperanzador duermevela, sin perturbar el enigmático paso del río por la ojiva del puente cuyo pretil está adornado por un dormido guerrero, dicen que era templario, y en ese momento, que uno quiere atrapar y no se acabe…

Comienzan a parecer inspiraciones insospechadas:

¿Y si fuera verdad que hay duendes?...

¿Y si he sido especialmente elegido, para que fluyan las ideas y expresiones de este relato?...

Y obligado por la naturaleza del momento, salgo de mi arrobo, piso de nuevo el suelo, con especial reverencia, y…

Me dispongo a volver al ruido de mi rutinaria vida, pero con un hueco lleno dentro de mi alma, con la sensación de haber vivido un momento mágico, casi eterno, que ha valido la pena sentir.
(Mayo de 2015)
Pido disculpas por haberme salido del “Guión”; pero es tanta mi admiración por el Barrio Judío, que he perdido el hilo de mi relato, así que descenderé de las nubes y volveré a pisar tierra, volveré a la Calle de Abajo que ahora nos ocupa.

Es tanto lo que se puede escribir de nuestro querido Barrio Judío, que por mucho que se abunde, aún a riesgo de caer en redundancia, nunca se llegará a poder plasmar, no digo ya sus casas, sus costumbres, la idiosincrasia de sus habitantes, su Historia en una palabra, que a riesgo de pasar por pesado, no eludirá lo se me antoje, por disparatado que pueda parecer.

Lo del nombre de Calle Abajo es tan evidente, que con solo iniciar su camino se entiende, pues es una bajada muy pronunciada que se hace difícil y no digamos la subida, solo para corazones fuertes.

Al comenzar, nos encontramos a la derecha con lo que en su día fue la Carnicería de NINO, por cierto en esa casa en el segundo piso tuve la ocasión de vivir parte de mi niñez, mi padre alquiló este inmueble por un tiempo y allí viví experiencias tales, como las representaciones de comedias que se prodigaban en el patio de la carnicería, los niños del entorno representábamos allí esbozos de obras originales y también inventadas por anónimos autores.

En el tercer piso, vivía una familia, los Boyer, el cabeza de familia era factor de la RENFE, y cuando yo fui mozalbete, debido a la amistad que nos unía, más que de vecinos, mi madre tuvo la idea de hablar con él para que me llevara de aprendiz de Factor, la dificultad estaba en que estas prácticas se realizaban de noche; pero me gustaba la idea y estuve durante al menos un año practicando con mi maestro D. Pascual Boyer; la frustración llegó cuando, el Sr. Boyer consideró que estaba preparado para entrar como Ayudante de forma Oficial, solicitó las pruebas para el examen de admisión como Ayudante, y en la fecha prevista me presente en Madrid para someterme a dicho examen; pero ocurrió lo inesperado, al entrar en el aula para realizar la prueba, se me preguntó si era hijo del Cuerpo de Funcionarios de RENFE, requisito sine qua non, y ante mi negativa, no tuve siquiera acceso a la misma, un detalle que truncó mi vocación a Factor de RENFE.

A la izquierda de la Calle había una pescadería, la que luego se traslado a la Corredera, la de las Moralas, y más adelante la casa de Don Benito, el cura Párroco de San Juan “El Convento”, hoy ostenta el nombre de Rincón de Don Benito, como merecido homenaje a un sacerdote que sabiendo, que nadie es profeta en su tierra, quiso dedicar toda su vida a los fieles de su pueblo.
Gozaba de un respeto por parte de todos los paisanos por su buen hacer.
Actualmente hay en ese lugar una tienda preciosa de recuerdos, ropas y enseres relacionados con el pueblo.

Seguido y calle abajo, otra tienda de ultramarinos, que posteriormente se convirtió en Taberna/Bar, dado el tipismo del lugar, con una canchalera enorme en su interior original decoración de la misma.

Pero en parte derecha pasada la Carnicería de Nino, nos encontramos con una tienda, que curiosamente ha resistido el paso del tiempo y continúa siendo tienda de Comestibles.


Hacia la mitad de la Calle, a la derecha sale una calle que su característica principal es albergar una famosa taberna la de  “Los Conos”, llamada así porque su interior contiene unos conos o depósitos de grandes proporciones para guardar el vino, que se trasegaba durante la temporada.

Aquí se reunían los jornaleros una vez cumplida su tarea, para descansar tomando unos vasos, tertulias donde se dirimían asuntos relacionados con las labores del campo, el cuidado del ganado y animales y también de política, algunos pasaban gran parte de su vida en este singular establecimiento formando parte del ambiente de la taberna y vinculados de tal manera que ya eran parte del decorado de la misma.

Sobre todo los días de lluvia que eran muy frecuentes, auténticos temporales aplazados en el tiempo y gracias a esta taberna, se hacía más llevadero.

También aquí comienza el laberíntico caos de calles que para no ser prolijo, pasaré por alto sus nombres; aunque señalar que precisamente ese laberinto, ese desordenado orden, la cantidad de casas, calles hacen que el Barrio sea de una singular belleza.

Lugar donde se juntan los aleros de los tejados y que en verano propician que el abrasador sol no se cebe con el personal.

Hay quien asegura no haber otro Barrio de tan grandes proporciones, con tantas zigzagueantes calles, que a propósito y según opiniones de estudiosos, dicen que se hacían así por motivos de seguridad.
No podemos olvidar que la Comunidad Judía aquí establecida eran proscritos y expulsados salvo convertirse al Catolicismo, de lo que se deduce que el trazado de las calles fuera lo más enrevesado posible, para si se tenía que huir de algo fuera fácil escamotearse por las calles, que entre otra particularidad, al ser serpenteantes y no rectas, proporcionaban cierto alivio ante las corrientes de aire frío de invierno, corrientes provenientes de la sierra, pues el barrio está a la falda del mismísimo Canchal de Pinajarro.

Hay dos calles, que por su nombre, dan idea de la Historia de hace quinientos años, las cuales para mí adquieren una especial relevancia tanto si los datos son veraces o nó, aquí están como diría la canción de Ana Belén, viendo pasar el tiempo, son La Calle de la Sinagoga y La Calle Del Rabilero.

Hay infinidad de historias y leyendas sobre estas dos emblemáticas calles, que a mi entender se explica por sí sola como sus nombres indican.


Calle de la Sinagoga

Se supone, pues no hay datos fidedignos, toma su nombre porque era donde estaba situada la Sinagoga, si bien hay que volver a la realidad y si admitimos que los judíos establecidos en Hervás, no Conversos todavía, por motivos obvios no iban a tener una Sinagoga, entre otras razones porque las autoridades no lo podían permitir.
Un día paseando por las calles y concretamente por ésta, unos turistas me preguntaban por el emplazamiento de la Sinagoga, tuve que sacarles de sus dudas y echar un “estúpido” velo, alegando, que era tanto el tiempo pasado que no se sabía con certeza el lugar exacto de su ubicación, seguramente estudiosos entendidos en la materia, estarán conmigo, que todo son elucubraciones, al menos a mí así me lo parece, situar en este o aquel lugar una Sinagoga, que insisto en todo caso sería clandestina.

Hay en esta calle una taberna, donde todavía quedan resquicios de aquella época, sobre todo en cuestión alimentaria.
Aquí pueden gustarse platos típicos como el famoso “Zorongollo” una especie de ensalada de pimientos asados con un gusto muy característico aliñado con aceite de oliva y sazonado debidamente, es de lo más apreciado de los visitantes, también pueden degustarse las no menos apreciadas patatas “Escabechás”, Los peces fritos, el queso de cabra de fabricación casera y mil pitanzas de sabrosos sabores de tiempo inmemorial, que han ido sucediéndose en el tiempo y dan pie a comentarios más o menos acertados sobre la procedencia judía de estos manjares.

Esta calle está adornada de múltiples macetas en los dinteles de las puertas de las casas que hacen que el paseo de sus visitantes resulte ameno y refrescante, sobre todo en los calurosos días de verano, ver esta profusión de plantas y flores adornando las fachadas hace sea más llevadero las altas temperaturas.

También hay fuentes en cualquier esquina con un agua cristalina y fresca procedente de la inmediata sierra, que hacen las delicias de sus visitantes.

La cestería “Longinos”, hasta su nombre indica la pertenencia al entorno, que lleva años realizando cestos, envases, enseres y mobiliario, tejido con las vergas que obtiene después de un arduo trabajo de la madera de castaño, muy abundante en la Comarca.

Pero lo singular, lo que el foráneo aprecia, es sin duda la suerte de encontrar fachadas de adobes con sus travesaños de madera, en muchas de las casas que hay por todo el Barrio, ordenanzas municipales y del Patrimonio, evitan desafueros que se han producido como la instalación de puertas y ventanas de aluminio o PVC, hoy para llevar a cabo cualquier gestión en una de las casas hay que solicitar permisos muy concretos y asesoramiento por parte de los Peritos competentes por formar parte del Patrimonio declarado de interés Nacional.

Hay una característica a resaltar y es que en muchos edificios hay una gran piedra (La piedra angular), sobre la que descasa la edificación y que se ha conservado en el tiempo, de ahí los vericuetos del trazado de las calles tan irregular.


Calle del Rabilero

Lugar que tomaba el nombre porque era donde, se dice, se rumorea, se asegura, viviría el Rabino, aunque con las mismas connotaciones que la anterior, es mi opinión, y naturalmente respeto, como no podía ser de otra manera, todas las diferentes miradas de autores que probablemente gocen de documentación que a servidor le son ajenas.

Por tanto, discurriremos, transitaremos y elucubraremos cuanto se nos alcance, pero la realidad es que eran un pueblo errante, huyendo de la expulsión decretada y que para su fortuna encontraron, el mejor de los asentamientos posible, para poder pasar con mayor facilidad a Portugal, dada la cercanía con nuestro pueblo, asentamiento que llegó a ser definitivo, pues a la vista de la construcción de todo un pueblo que dio lugar a lo que hoy llamamos judería, para nada un Gueto, pues entablaron tal estrechamiento y convivencia con los vecinos del pueblo, que puede asegurase que la aceptación y el respeto por parte de todos llego a formar una sola Comunidad, que hoy conocemos.

Lo que ocurrió realmente es que muchas de las familias decidieron quedarse en este Paraíso, establecerse como Judíos Conversos y aprovechar la tolerancia que los paisanos desde primera hora les brindaron; por tanto el Barrio se fue ampliando, los gremios de oficios como zapateros, sastres, curtidores se fueron familiarizando con el resto de oficios, llegando a ser parte importante de la población.

Buena prueba de ello es el ancestral entendimiento entre ambas comunidades, que dan fe las relaciones de hoy día, sin diferencias ni ambages, todo el mundo vive felizmente ya sea en el Barrio Judío o en la parte alta del pueblo, tanto da…

Es muy difícil condensar en tan poco espacio de tiempo, toda la catarsis colectiva que ha sufrido la población, y prueba de ello son los nombre tales como “Plaza de la Amistad Judeo – Cristiana” (siempre conocida como el caño del Tío Julián) donde hay una gran casa rural llamada con el también emblemático nombre de “La Estrella de David”.

Grandes avenidas se entrecruzan por este entramado tan peculiar, trazado como el reguero que dejan tras de sí las interminables hileras de hormigas camino de su colonia u hormiguero.

Tengo en mi haber literario un extenso trabajo, llámese cuento, andanzas o aventuras más o menos noveladas de un joven judío sefardí que descubre sus ancestros y que titulé: “La Estrella de David”, en ella pueden ampliarse y encontrarse datos, muy aproximados del acontecer del pueblo Judío en Hervás, que ilustrarán al lector.

Hay que continuar nuestro paseo, soñado; por estas calles llenas de pasado, y también de presente, pues multitud de visitas se prodigan cada vez con más asiduidad, el boca a boca ha hecho que las maravillosas y numerosas calles de nuestro Hervás, estén constantemente visitadas,

La Calle Abajo, que se parte en varias ramificaciones, en la Plaza de la Amistad Judeo Cristina, o sea en el caño del Tío Julián, se extiende a la izquierda una calle que contiene la ya famosa Cabina, la sala de exposiciones más pequeña del mundo, que un buen día alguien con inquietudes intelectuales, se le ocurrió aprovechar la ubicación de una antigua cabina de teléfonos y convertirla en Sala de Exposiciones, buena iniciativa que continúa su periplo con notables éxitos.

Pues bien tomando esta empinada calle, como no podía ser de otra manera, y saliéndonos del itinerario habitual, nos encontramos en un enclave, yo diría que idílico, pues unos pasos más arriba de esta calle, encontramos las mejores vistas panorámicas de lo que se llama el Berrocal, los bancales en primavera salteados de almendros y cerezos en flor, el río Ambroz a su paso por el Puente de la Fuente chiquita, y ver como desde esta atalaya se divisa el infinito de la montaña del Berrocal, por donde en tiempos silbaba el tren a su paso por este lugar paradisíaco, viñas y umbrías, laderas que en las tardes de otoño se llenaban de ropa tendida al sol, en las Martinas, Los Parrales, industrias del mueble con sus secaderos de maderas al aire libre, ruinas de fábricas, que en tiempos fueron con sus batanes la gloria de los paños de Hervás, y mil y un recuerdos de mi niñez, pues en esta calle vi la luz por primera vez.

Además a la izquierda se encuentra la casa de piedra hoy “Casa del Boj”, que fue construida por mi abuelo materno y en la que mis andanzas infantiles podrían dar para otro trabajo bien extenso, en este maravilloso enclave, transcurrió buena parte de mi infancia y tengo infinidad de recuerdos, todos muy agradables a Dios gracias.

Otro ramal o calle de La plaza de “La Amistad Judeocristiana”, es la que sale a la izquierda del caño de Tío Julián, en ella hay un portal en el que trabajaba a la luz del día un famoso personaje, que ha sido inmortalizado por pintores de renombre, el Tío Cabrilla, parece le estoy viendo con su monóculo de aumento puesto en uno de sus ojos, las pinzas y tratando de colocar la espiral de una cuerda de un reloj, cuentan jocosamente que era tan buen artista relojero, que al entregar el trabajo al cliente este le decía: “Ahí llevas el reloj arreglao y las piezas que me han sobrao”; lo que da idea del buen hacer del artista.

Siguiendo la calle hacia el río, llegamos a otra Plaza adornada con una gran Estrella de David, hecha de cantos rodados, y encastrada en el corazón de un lugar, perdonen la palabra “emblemático”, el puente romano de la Fuente Chiquita.

En este lugar, se han dado Conferencias, Recitales, Declamaciones poéticas de nuestro insigne paisano Emilio González de Hervás, Canciones Sefardíes interpretadas por grupos locales, como el Grupo Karamba, y sobre todo y con el magnífico escenario natural junto al río Ambroz, las famosas interpretaciones de obras con temas judíos, la más representativa es sin duda “Los Conversos”, es la XX Edición en el año 2016 y el éxito continúa.

Obras como “Alma Negra” de Miguel Gómez Andrea (Gol) que fue la última representada por los vecinos del Valle del Ambroz.

Ediciones anteriores han representado entre otras Obras: “La Estrella de Hervás”, “La Calumnia”, “La Conversa de Hervás”; obteniendo un reconocido éxito por parte de paisanos y foráneos e incrementado exponencialmente su asistencia año tras año.

Y nuevamente situados en la Plaza de La Amistad Judeocristiana, y a la derecha de esta encontramos una casa muy singular de ladrillos y el consabido entramado de maderas y aleros adornado de canecillos, que le dan una gran importancia dentro de las pequeñas construcciones del Barrio, se conserva extraordinariamente bien y el paso de los años han añadido una pátina a sus paredes que la hacen aún más hermosa, si cabe.
Esta y la gran casa de enfrente, hoy Casa Rural La Estrella de David, son dos ejemplos de rehabilitación cuando las cosas se hacen bien.

Continuamos calle abajo, sin meternos en los laberintos, que harían nuestro relato interminable, dejamos la Calle del Rabilero a nuestra derecha y a la parte de nuestra izquierda un pasadizo con una construcción perfectamente conservada, y nos encontramos con otra calle que desemboca en la Calle El Vado, que lleva este nombre por estar en paralelo al río.

Poco más adelante encontramos un lugar donde en tiempos estuvo “La Cofradía”, era una Almazara y molino de cereales, de niño recuerdo haber visto grandes montañas de “carrozo” que eran los restos de las aceitunas una vez prensadas y obtenido el aceite tan preciado.
 Aquí también se molía el grano, y el trasiego de aceitunas y cereales era constante por parte de los agricultores que eran miembros de esta “Cofradía” y hoy llamaríamos Cooperativa.

Desemboca esta calle en la anteriormente citada Calle del Vado y a la derecha accedemos al lugar del río donde está el escenario con un decorado natural que le hacen especialmente deslumbrante en las representaciones de las Obras mencionadas.

Podría estar callejeando, pisando, sintiendo, añorando, calles, callejas, fuentes, portales, ventanas de recuerdos inolvidables; pero no es el objetivo del autor, que no quiere caer en resultar cansino y reiterativo, por lo que he decidido cortar aquí a la espera de tiempos mejores.

Pero sin embargo, no dejo de pensar que pese haber transcurrido quinientos años, la cosa se repite, cada día en diferentes lugares del mundo, me refiero a las migraciones, a los refugiados, a los muros que se levantan en Méjico, en Palestina, en tantos lugares, incluso aquellos muros que no se aprecian con la vista; pero que condicionan la supervivencia de muchos millones de personas, condenados a sufrir hambrunas, desesperación, carencia de agua, etc.
 Y que aunque no sean visibles, ahí están dando al traste con las ilusiones y vidas de millones de seres, abandonados a su suerte…

La insolidaridad de las Naciones, que denuncio aquí públicamente, que tienen en sus manos acabar con estas situaciones y que el egocentrismo hace que miren para otro lado, algún día nos pedirán cuenta de ello.

Las guerras interminables, como la de Siria, que hacen se vuelvan a repetir el Éxodo masivo de gentes que huyen de las desastrosas consecuencias que toda guerra trae.

La Diáspora judía dio lugar a que en nuestro pueblo se formara la Comunidad Hebrea más importante, tras la expulsión decretada por nuestro Reyes “Católicos” y que mediante un vergonzoso Edicto del cual transcribo aquí parte, nuestros antepasados se vieron obligados a migrar:

DECRETO DE EXPULSION DE LOS JUDIOS DE ARAGON y CASTILLA (1492)

“Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios rey e reina de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Mallorca. . .

duques de Atenas y Neopatria.

Al Príncipe don Juan, nuestro hijo, e a los Infantes, prelados, duques, marqueses, condes. .

. a los concejos, corregidores, alcaldes. . . de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos , y a las aljamas de los judíos y a todos los judíos y personas singulares, de cualquier edad que sean. . . salud y gracia. Sepades e saber debedes que porque Nos fuimos informados que hay en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban de nuestra Sancta Fe Católica, de lo cual era mucha culpa la comunicación de los judíos con los cristianos, en las Cortes de Toledo de 1.480 mandamos apartar los judíos en todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, dándoles juderías y lugares apartados donde vivieran juntos en su pecado, pensando que se remorderían; e otrossi ovimos procurado que se ficiese Inquisición, . . por la que se han hallado muchos culpables, según es notorio.
Y consta ser tanto el daño que se sigue a los cristianos de la comunicación con los judíos, los cuales se jactan de subvertir la fe católica, que los llevan a su dañada creencia… procurando de circuncidar a sus hijos, dándoles libros para escribir y leer las historias de su ley… persuadiéndoles de que guarden la ley de Moisés, faciéndoles entender que no hay otra ley nin verdad sino aquella; lo cual todo consta por confesiones de los mismos judíos y de quienes han sido pervertidos, lo cual ha redundado en oprobio de la Fe Católica.

 Por ende, Nos, en concejo e parescer de algunos prelados, e grandes e caballeros, e de otras personas de ciencia e de conciencia, aviendo avido sobrello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen; e sobrello mandamos dar esta carta por la cual mandamos. . . que fasta el fin del mes de julio que viene salgan todos con sus fijos, de cualquier edad que sean, e non osen tornar.. . Bajo pena de muerte.
E mandamos que nadie de nuestros reinos sea osado de recebir, acoger o defender pública o secretamente a judío nin judía pasado el término de julio. . . so pena de confiscación de todos sus bienes. Y porque los judíos puedan actuar como más les convenga en este plazo, les ponemos bajo nuestra protección, para que puedan vender, enagenar o trocar sus bienes.
 Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar, en tanto non seya oro nin plata, nin moneda nin las otras cosas vedadas. Otros sí mandamos a nuestros alcaldes, corregidores … que        cumplan y hagan cumplir este nuestro mandamiento. Y porque nadie pueda alegar ignorancia mandamos que esta Carta sea pregonada por plazas e mercados.”

Dado en Granada, a treinta y uno de marzo de 1.492

(Nota: Se ha conservado y respetado el documento en Lenguaje antiguo, extraído de internet)


Este Edicto se puso en funciones en todos los pueblos y ciudades donde había aljamas o juderías en España, con personalidad jurídica y fiscal propia que tras las conversiones masivas hacia el año 1391, originaron la aparición de las comunidades judeoconversas también llamados cristianos nuevos, aunque no dejaron de ser discriminados tanto social como legalmente.

Con el Decreto de expulsión en 1492, su dispersión produjo la fundación de comunidades sefardíes.

Aquí se encuentra en Hervás el Barrio Judío, con sus calles empedradas y uno de los mejor conservados, en la actualidad.

Las casas que como queda dicho, mayormente eran de ladrillo, adobe y madera.
 Por su parte, las calles eran empedradas.
Muchas veces estaba rodeado de empalizadas, y por las noches se cerraba y aislaba del resto da la ciudad.

Esto se hacía de acuerdo con las órdenes de las autoridades locales y como medida de seguridad. No obstante, no fueron pocos los asaltos a estos barrios en Europa.

“<En la judería de Hervás es muy típico el uso de madera de castaño en las estructuras de entramado que, combinada con adobe y recubierta de teja árabe o madera para proteger las paredes, es un ejemplo claro de arquitectura popular del norte de Extremadura.

Una característica propia de la arquitectura de los barrios judíos, compartida con la arquitectura popular y la vivienda rural en general, es la asimetría, tanto en la distribución interna como en las fachadas, y la adaptación a la topografía irregular, que produce efectos espectaculares en las casas situadas en el recodo de una calle en cuesta.

Es una respuesta al crecimiento espontáneo de los edificios, que se produce sin planificación a lo largo de muchos años, según cambian las necesidades y posibilidades de las familias que sucesivamente los habitan.>”

(Datos entrecomillados tomados de Internet y Wikipedia)
Hoy pertenecemos por derecho propio a la Red de Juderías de España, asociación pública sin ánimo de lucro que tiene como objetivo la defensa del patrimonio urbanístico, arquitectónico, histórico, artístico y cultural del legado sefardí en España.

Es tanta la literatura, que afortunadamente existe, sobre los Barrios Judíos en España, y muy particularmente de nuestro Barrio Judío de Hervás que podíamos completar muchas más páginas de las que nos ocupa en este breve trabajo, recreado para el disfrute de la memoria del autor.

Por ello y para no abundar en detalles, volveremos a las arterias principales del pueblo, y como si de un río se tratara, tomaremos las calles adyacentes de estas, como si fueran afluentes del mismo río.

Por tanto, volvemos al principio a las Cuatro Carreteras, para hilvanar el relato con mención específica de las calles aledañas a estas vías principales; aunque alguna dejaré en el olvido voluntario, por carecer de interés, al menos para el autor.

De la Calle principal, hoy Peatonal, en sentido a La Corredera, sale a la derecha una calle, que es de muy reciente aparición, es la que va al antiguo edificio de Villa Rosa, hoy convertido en moderna urbanización.

A uno y otro lado de esta Calle, se suceden otras de menor rango, por su brevedad, pero todas llenas de edificaciones y bifurcaciones de difícil descripción para el autor.
Señalar sin embargo que lo que antes eran fincas de labranza, se han urbanizado hasta hacer desaparecer la célebre Calleja de los Quiñones (jiñones) la llamaría y es obvio los que la conocieron el por qué.

Da esta calle, antigua Calleja, a la Central, llamada así por encontrase en la misma la “Central Eléctrica”, sube hasta las inmediaciones de la Estación, en su día vía importante de transito de bultos para ser facturados, sobre todo muebles y frutas que llegaban al Andén, y de personas que iban o volvían a sus viajes en tren, hoy convertido en Albergue, y la Estación que tenía dos llegadas y dos salidas de viajeros bien fuera al Norte (Salamanca) o al Sur (Cáceres); los nostálgicos podríamos estar hablando horas de las aventuras y desventuras que han ocurrido en la Estación y su entorno, desde donde se divisa una de las posibles mejores vistas de la parte norte del pueblo.
Con la Iglesia de Santa María presidiendo la loma del enclave.

Por la calle de La Central, hay las primeras grandes construcciones de auténticas casas palaciegas, una de ellas, cuentan, fue perdida en una nefasta tarde de juego en el Casino por su propietario, y también había un Horno, de pan principalmente, aunque en las proximidades a las fiestas de Pascuas, o en las bodas, se llenaba de mujeres haciendo la cocción de sus Hornazos con huevo, o chorizo, o lomo dentro, las Perrunillas, los Mantecados, las Madalenas, los Cocos y dulces caseros que se llevaban a este horno para ser terminados, era curioso ver como cada ama de casa sabía cuál era su bandeja mediante una señal, dos botones, una alubias, una perra chica o garbanzos, una hoja de olivo etc. Y cuando el panadero sacaba del horno las bandejas (latas), cada señora sabía cuál era de su propiedad.

Más abajo, hoy se encuentran tiendas de variadas actividades, y también la tienda de zapatería y peletería más importante de “Hervás Piel”; ésta calle desemboca en la de Pizarro, subida al Convento, frente a la Escuela Dominical, calle hoy llena de bares y que ya hemos mencionado, anteriormente.

De la calle Peatonal, mencionar especialmente una, que desemboca precisamente en la calle donde se encuentra el Hogar de Mayores, enclave muy visitado todo el día pues además es Residencia de Mayores y podría decirse goza de vida propia.
Está también el Cine/Teatro, los Jardines de Magdalena Leroux formando parte del Museo Enrique Pérez Comendador, y que hacen de trastienda, por llamarlo de alguna manera, a la Oficina de Turismo.

En el entorno a las instalaciones de La Casa de Mayores, está el Polideportivo con unas actividades tanto lúdicas como deportivas de mucha apreciación por parte de los vecinos, y en este entorno también junto al Centro de la Seguridad Social, se desarrolla los sábados el Mercadillo, que ya ha adquirido fama en la Comarca.

                                      



V

La Periferia y extrarradios

Hay lo que en el pueblo se llama los alrededores, refiriéndose a las afueras del entorno de la almendra central, lugares que no pueden pasar desapercibidos en este trabajo.

Podemos comenzar, esta vez por la Cruz de los Caídos, y como ya hemos hablado bastante del paseo de Nápoles, esta vez giramos hacia la derecha, camino al Barrio Judío, en la ladera izquierda, podemos contemplar todavía hoy, restos y ruinas de lo que fueran grandes fábricas de paños, varias, situadas al lado del rio.

 Recuerdo en una de esas fábricas había una gran rueda como una noria, que no sé por qué razón llamábamos “Rueda del Cárcabo”, seguramente nombre que tienen los molinos movidos por un caudal de agua mediante una presa y un canal y que sirve para dar vida y movimiento a un eje del cual parten unas grande hileras de correas que dan energía y movimiento a la maquinaria de la Fabrica, la salida o expulsión del agua es a través de esta rueda.

Más adelante de esta carretera, encontramos instalaciones municipales, Escuela de Restauración Artesana, Guardería de niños y a la derecha una abandonada Báscula hoy en desuso.
Pasamos por lo que en su día fue el Matadero Municipal, su parte trasera, hoy ocupadas por el Ayuntamiento, todavía conserva las garitas que en su día dieron guardia a la Cárcel de ámbito Comarcal, donde se cumplían condenas preventivas y otras de mayor calado por las sentencias dictadas por el Juzgado Comarcal que también hubo en Hervás.

Recuerdo con mucho detalle las dependencias de ésta Prisión o Cárcel, porque en su día mi tío Domingo, que al tiempo de ejercer de Alguacil Municipal, se encargaba también de los presos de estas dependencias, dándoles alimentación y a veces brasero en los fríos días de invierno.

Una calleja que asciendo hacia el interior del pueblo, nada más pasar la trasera del Ayuntamiento, da paso a una plazoleta que llamábamos los niños “La Cuesta Abajo”, pues había otra en las inmediaciones de Iglesia que era “La Cuesta Arriba”, ambas eran las delicias de los niños, pues hacíamos unas resbaladeras por las que mediante un cartón o una chapa de lata, nos tirábamos en una veloz carrera que a veces terminaba con algún miembro roto.

En este lugar estuvo ubicada “La Fragua Pistola”, una singular herrería, donde se fabricaban herramientas para las labores del campo, se arreglaba una cerradura y cualquier asunto relacionado con la mecánica.


Continuando a la derecha de esta calle, nos encontramos, con modernas Casas Rurales, solicitadas en fiestas y fines de semana, no podemos pasar por alto la de “Víctor Chamorro” (hijo), rehabilitada a la última y que en tiempos fue una Tienda de Ultramarinos, que suministraba al barrio del Collado.

Sin abandonar esta arteria, nos adentramos en lo que se conoce como la Calle de los Mesones:  Mesón el 60, en una bocacalle frente a éste, una Pizzería Italiana, calle adelante, Restaurante El Almirez, con distintivo Michelin, La Vaca Brava, El Cuco, Casa Luís, todos de reconocido prestigio y en activo.

Volviendo atrás, y en los aledaños a la Cuesta, hay una subida recién restaurada, con una pronunciada escalinata y baranda, que a su izquierda todavía hay lo que en tiempos representaba una de las bodegas más importantes, reatas de caballerías con sus serones de uva a granel venían a descargar su preciosa carga que se convertía en el mosto después de un proceso delicado de pisado, estrujado y maduración en los lagares que después se trasegaba a unas cubas de roble necesarias para el efecto.

Ya arriba de esta escalera, empinada, las murallas de la Iglesia de Santa María, hoy dispone de un magnífico Mirador, desde el cual se pueden contemplar todos los lugares periféricos del pueblo, la inmensa cantidad de tejados que rodean la Iglesia, que en tiempos fue Castillo y que daría para un extenso trabajo de campo; se accede a la mencionada Cuesta de Arriba, y siguiendo venimos a entrar en la Subida a La Iglesia por la Calzada, que da a la Puerta Principal de la misma.

Mucho hay escrito sobre este Castillo Templario y no voy a abundar en ello, solamente recomendar su visita pues si París bien vale una misa, el entorno y la Iglesia misma, sin duda merecen muchas misas y solemnes…

Pero habíamos quedado en la Cruz de los Caídos y es difícil sustraerse ante tantas bellezas como las enumeradas así como de pasada anteriormente, por ello volviendo a retomar de nuevo las periferias, nos encontramos con el arranque de la carretera que va al Cementerio Municipal, todos en alguna ocasión hemos comentado las grandezas y bellezas de nuestro Cementerio Municipal, aquí en el lugar donde: “Sic Transit Gloria Mundi”, solamente vamos de visita y nadie quisiera venir voluntariamente, aunque el destino se empeñe en llevarnos la contraria.
 Raro es el día que no hay alguna defunción o un entierro de personas que viven fuera del Municipio, aunque su origen sea el pueblo, que han querido volver a su tierra aunque sea para permanecer junto a los suyos eternamente.

Es un lugar, sagrado, de máximo respeto y donde pueden apreciarse grandes tumbas, catafalcos artísticos de piedra y mármol, como el que corona la tumba del Insigne Escultor Enrique Pérez Comendador, que con un grupo escultórico en bronce quiso tener para recordar su efímera gloria, un detalle artístico de muchos quilates para consigo mismo..

Un lugar triste, de lágrima fácil, y también de arrepentimientos tardíos, que no siempre consuelan a los que tratan de suplir aquellos despropósitos con flores y cuidados, que se nota nada más entrar.
No en vano hay una persona que se encarga del mantenimiento y limpieza general del mismo.

Las periféricas andaduras nos llevan de nuevo al Barrio de San Andrés, ya casi no se utiliza este término, ahora es la Avenida de Francisco Sanz López, Avenida de la Reina Doña VIolante y nombres de parecido corte.

Por estas avenidas se accede al Monte.

¡Oh!, cuanto se podría escribir sobre el Monte Castañar Gallego, considerado uno de los más importantes de Europa, con premios nacionales por su conservación y cuidado, mayoritariamente poblado de castaños, árbol autóctono del lugar y zona de esparcimiento de sus habitantes.

 En tiempos, había la llamada “Montanera”, que consistía en llevar a los cerdos al monte, un “porquero” al que se le pagaba una pequeña cuota se encargaba de ello y grandes y pequeñas piaras de cerdos pasaban allí una temporada cebándose con las ricas y abundantes castañas del monte público, también las cortas de árboles producían la famosa madera de castaño para la fabricación de los no menos famosos muebles de Hervás.

Pasamos por El Puente del Monte, que deja a la derecha el río, donde en tiempos atrás las mujeres venían a lavar la ropa, y por encima de este puente, la vía del tren hoy muerta, por los desatinos de la Administración, unas Instalaciones para Bomberos se han situado en el lugar por su proximidad al monte.

Pasando por el ojo de este puente, nos encontramos en un cruce de caminos y a la derecha se entra en la Carretera de Gargantilla y avanzando encontramos los parajes jamás soñados por mortal alguno.

Pero hemos avanzado muy deprisa sin tener en cuenta, las nuevas urbanizaciones que salpican ambas subidas al monte, la carretera que va por el Puente Blanco, que alberga el Tanatorio de reciente construcción, un sinfín de viviendas a uno y otro lado de la Avenida de la Reina Doña VIolante y que todo el mundo lo conoce como el camino a San Andrés, a la Ermita del Cristo de la Salud.

El Puente Blanco que bajo sí, discurre la vía que en tiempo hacía las delicias de los niños, porque decían que el humo de la máquina al pasar por el lugar era bueno para las vías respiratorias debido al carbono en suspensión, mito o no, lo cierto es que frecuentemente íbamos allí a respirar lo que hoy se consideraríamos una barbaridad y un atentado contra natura.

En sus vías hay una selva de árboles que han ido poseyendo las mismas, algunos con un tronco considerable que da idea del abandono de las mismas, parece ser se anda en un proyecto de rehabilitación aunque sea para lo que en otros lugares de parecido corte, han dado en llamar Vías Verdes, quiera el destino que así sea.

Avanzando camino de San Andrés, encontramos infinidad de edificaciones, chales individuales y colectivos, que a ambos lados de la carretera, muchos conocen también como la subida al Puerto de Honduras, y que termina en el Pueblo de Cabezuela del Valle y Navaconcejo, famosos por sus cerezas, después de unos treinta kilómetros de difícil acceso dado además de lo empinado de su trazado por las múltiples curvas que dan un peligro añadido a quienes en coches se internan en ella.

El Puente de Pedrogoso (Pedregoso para los puristas), obviamente no es necesario aclarar el motivo de su nombre.
         Este Puente de precioso recorrido posee la más bella estampa, muy fotografiada, de unas pequeñas cataratas que se producen el discurrir de sus aguas procedentes de la sierra, un descanso muy apetecible para contemplar una fuente de la que muchos llevan agua por sus cualidades de pureza y en la que el sonido de las aguas del río, sobre todo en otoño/invierno y la contemplación pacífica de sus chorreras sumen al visitante en una feliz meditación.

Y llegamos a los límites del Monte, hay una pequeña muralla de piedra que recibe el sonoro nombre de “Los Campillares” lo que separa el Municipio de lo que hoy es el Monte perteneciente al Patrimonio Nacional de Montes, que en tiempos fue de utilidad pública.

Obvio decir que desde cualquier punto de este enclave las vistas de las montañas, que pareciera se pueden tocar con la mano, son espectaculares y también de gran parte del pueblo, que desde aquí se aprecia cómo ha ido creciendo de una manera rápida y rotunda, edificaciones que desde este lugar se comprueba como desde ningún otro sitio.

Pero la sorpresa viene cuando avanzando unos metros, nos encontramos con “La Plaza De Toros”, una maravilla no solo por el enclave de envidiable belleza, sino también por estar rodeada de grandes y frondosos castaños que la protegen en invierno de los fríos intensos y en verano le proporcionan un frescor que agradecen los que presencian las corridas, novilladas y actos como conciertos o representaciones teatrales.

La joya de la corona, la he dejado a propósito para este momento: “La Ermita del Santísimo Cristo de la Salud” aquí sobran las palabras…

Basta presenciar una de las misas en los días de las Fiestas Patronales y darse cuenta con la emoción y fe que las personas viven y visitan estos días el pueblo, gentes que tal vez hace mucho no ven a familiares, algunos ya por desgracia desaparecidos, lágrimas que fluyen espontáneas, sobre todo al escuchar el solemne Himno al Smº. Cristo de la Salud:


“Pueblo de Hervás agradecido
Radiante de entusiasmo canta a tu Dios
Es el Cristo Nuestra gloria
Nuestra dicha
Nuestra Salud
Ven pueblo de Hervás
y entona himno ferviente al Dios de amor
Prometamos defenderle
Jurémosle amor constante y fiel
Aclamémosle gozosos
De este pueblo único Rey
De este pueblo único Rey…”

Y una voz anónima clama: ¡Viva el Santísimo Cristo de la Salud! Y en un ahogado grito, con el corazón en la garganta, grito salido del hondón del alma, todo el pueblo contesta

¡¡¡VIVA!!!...

Piso tierra después de éste momento de casi éxtasis, que nada tiene que ver con el que se vive bajo la mirada de ese Cristo, que parece sonreír y que te dice:

Ven que te perdono todo…


Es tal la devoción, que es difícil no encontrar o bien por el camino o en la propia Ermita devotos que vienen a cumplir sus promesas y esperanzas de alguna petición, cualquier día del año, haga frío o calor.

Inolvidables también las Novenas, que se producen en honor al Santísimo Cristo De Salud, allá por Septiembre, cuando ya los veraneantes se han ido a sus quehaceres y nos quedamos los del pueblo, en recogimiento y agradecimiento por los dones recibidos y sobre todo a pedirle al Cristo la Salud para los nuestros, éxito en el estudio de los hijos y nietos, fuerza para sobrellevar la cruz de aquella enfermedad o de aquella pérdida, aquí se manifiesta la calidad humana de las personas, olvidando rencillas y menudencias, todo el pueblo unido en oración, en fiesta, saludos afectuosos y alguna que otra lágrima sobre todo, visita obligada a los chozos y cantinas, saborear los peces fritos, el bacalao desalado, el ponche y a la sombra de las paredes de la Plaza de Toros observar los bailes y el toque de flauta y tambor típico en estas jornadas festivas..

Los atronadores cohetes que dan idea de la celebración de estas Fiestas Patronales y que las Cofradías parecen tirar la casa por la ventana durante al menos cuatro días de Fiesta Grande.


El Canto final de la Novena de cada día, estremece a propios y extraños por la sinceridad con que se entona:


“En ameno bosque
Como un ruiseñor
Tu pueblo te canta
Cristo Redentor
Oye su plegaria
Dios de la Salud
Sé siempre su amparo
Su guía y su luz
Reina desde el trono
De tu Santa Cruz
Cristo venerado
Perla singular
¡Cuántos corazones
Tienes en tu altar!
El pueblo creyente
Vive sin cesa
En la bella ermita
De tu castañar
Porque tú eres nuestro
Tuyo es siempre Hervás…”

Y sí, ya lo creo, este es uno de los momentos en los que quienes no vivimos de forma permanente en Hervás, nos consideramos satisfechos si tenemos la ocasión de venerar a nuestro Cristo de la Salud.

Otra vez se hace necesario pisar tierra y volver a nuestro cometido, aunque ya poco queda por decir, salvo que las carencias involuntarias del autor se le hayan pasado por alto, algo ajeno, no quepa duda al mismo.

Esta vez, nos iremos más allá de lo que se considera Periferia, me refiero a las carretas de acceso al pueblo tanto la de Plasencia como la de Béjar, en esta última encontramos la Fábrica de Hervás Piel, cuyo dueño muy amigo mío y desgraciadamente desaparecido recientemente, tuvo el capricho de realizar en su pueblo, pese a saber que “Nadie  es  profeta  en  su  tierra”,  creando  muchos puestos de trabajo, que en el pueblo nunca se agradecerá bastante, la instalación de una gran fábrica de peletería, un Camping con piscinas y Restaurantes, donde he asistido a desfiles propiamente dicho de modelazos de altura, con las mejores modelos nacionales del momento, de fabricación propia, también a eventos, bodas y celebraciones familiares en el Restaurante, muy bien atendido.

La Carretera hacia Hervás está salpicada de Talleres de Muebles y Carpinterías de aluminio, casas de marcas de coches, talleres mecánicos, algunos almacenes y exposiciones de muebles y un sinfín de industrias.

Actualmente, se ha invertido y construido un Polígono Industrial con todos los Servicios precisos y se ha parcelado, con la idea de que las nuevas industrias se instalen en este lugar, en un futuro no muy lejano va a ir creciendo el número de empresas que se instalarán allí.

Pero siguiendo carreta abajo hacia Plasencia, encontramos a pocos kilómetros el cruce de carreteras que van a Hervás, en dicho cruce se encuentra “El Roma”

Otra iniciativa que tuvo otro hijo del pueblo, Agustín Melón, que en principio parecía abocado al fracaso y el tiempo vino a darle la razón, la creación de un Hostal, Gasolinera, Restaurante y todos los Servicios necesarios han hecho de estas instalaciones un Emporio, de incalculable valor.

Por este cruce, que anuncia un letrero  “Al Puerto de Honduras”, se accede a la parte sur de Hervás, aquí se pasa junto a una gran obra, cual es “El Salugrar”, en tiempos era propiedad de la Caja de Ahorros de Plasencia, Colonia de verano para niños del entorno y Comarca, y en la actualidad ostenta un Balneario de cuatro estrellas con Hotel y servicios a tono con sus admirables instalaciones.

Por la carretera es fácil encontrar nuevamente chalets, talleres de muebles y de reparación de automóviles y sobre todo una urbanización, que parece una ciudad a parte, “Aldea Vetonia”, frente a la misma se encuentra una Camping muy solicitado “Camping Pinajarro” y nuevamente chalets y más chalets, actualmente se ha construido un carril bici y también de peatones, que es muy transitado en cualquier época del año.

Más urbanizaciones, casas rurales, camping y zonas de recreo junto a un puente en desuso que de siempre se ha llamado “El Puente Vallecas”, todo ello siempre a las orillas del río gallego que es el mismo que transcurre por los puentes antes mencionados.

Callejeando por los caminos rurales del entorno, nos encontraremos con lugares que nos recuerda, las películas de Heidi, con interminables praderas y frondosas huertas, vides y cerezos por doquier, nogales, fresnos y robles centenarios y una flora y fauna que sin duda hacen las delicias de los caminantes que se adentran en estos parajes de singular belleza.











***
Y bueno, creo llegado el momento de detenerme, recomponer el resuello y dar fin a este trabajo, que más bien ha sido un recordatorio, nostálgico por parte de mi persona.

***

A servidor le vale, volver a refrescar la memoria, con acontecimientos reales, novelados si se quiere, no tiene precio, por tanto mi satisfacción es total.

Pido disculpas una vez más, si mi trabajo no es del agrado de alguien, y en mi modestia reconocer que todo es siempre manifiestamente mejorable, faltaría más.

Quince de Marzo de 2017.


FIN



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